Reforzaron la dramática búsqueda del hijo de Federico Storani en el río

Unas 20 embarcaciones continuaron ayer con la dramática búsqueda de Manuel, el hijo del ex diputado y ex ministro radical Federico Storani, en un operativo al que se sumaron patrullas terrestres y áreas para encontrar al chico de 14 años que viajaba el jueves pasado en una de las dos lanchas que chocaron en el Delta, en el límite entre Tigre y San Fernando.

“La Prefectura sigue trabajando buscando a Manuel”, expresó el prefecto Eduardo Cutropia, después de señalar que todavía “no hay novedades referentes a su desaparición”.

El oficial destacó que “20 embarcaciones están realizando la búsqueda en la zona de emergencia, además hay patrullas por tierra sobre el sector de islas y costa, en San Fernando y San Isidro, y se realizaron dos sobrevuelos con helicópteros”.

Cutropia precisó que las condiciones climáticas no alteran el operativo, ya que si bien “había un poco de viento a la mañana, el río está calmo”. La búsqueda de Manuel se concentra en la zona del canal Vinculación y el Río Luján, donde el jueves a la noche se produjo el choque que mató a dos personas, incluyendo a la mamá de Manuel, Angeles Bruzzone (45) y si bien no se detuvo durante la noche, se esperó la luz del día para intensificar el operativo.

El otro fallecido iba en la nave Shark II, y ayer fue identificado como Francisco Javier Goti. Con el viajaban otras dos personas.

El timonel de esta lancha, Pablo Torres Lacal, fue imputado por “homicidio culposo agravado” por el fiscal de San Fernando a cargo de la causa, Facundo Osores Soler, quien dispuso una consigna policial en el Hospital Italiano, donde sigue internado en grave estado con un coágulo en la cabeza, informaron fuentes judiciales (ver aparte).

“mucha velocidad”

El choque entre las dos lanchas -ambas deportivas y de porte mediano, de entre cinco y seis metros de longitud y con motor fuera de borda- se produjo alrededor de las 23 del jueves, a unos 40 metros de una de las costas del canal y a 600 metros de la costa de San Fernando. En el ambiente náutico comentaban ayer que muchos salen a esa hora para evitar “el tráfico” de una zona muy motorizada, por donde también circulan buques de gran porte.

En una de las lanchas, llamada Mad II, navegaban seis personas, entre ellas, la ex pareja del ex dirigente radical Federico Storani y el hijo de los dos, Manuel. En la otra, Shark II, iban tres hombres.

Fue una familia de la zona quien socorrió a los heridos. A Bruzzone la encontraron viva y la llevaron al hospital, pero ingresó en paro cardíaco con muerte cerebral y murió a la madrugada.

La pareja de ella, Lucas Sorrentini, que conducía la lancha, tuvo lesiones menores (al igual que los otros tres tripulantes). Pero en el desastre, nadie vio a Manuel. Ni siquiera se sabe si tenía el chaleco salvavidas puesto.

El jefe de la delegación San Isidro de Prefectura, Aníbal Moya, confirmó que una de las dos embarcaciones -la que transportaba a Storani- fue hallada en el agua “completamente destrozada” y la otra en tierra, a unos 50 metros del lugar del choque, en las cercanías del Club Náutico San Fernando.

Si bien las hipótesis que se manejan apuntan a que la Shark II se dirigía zigzagueando a toda velocidad y embistió de lleno a la otra, el prefecto aclaró que hasta que no terminen los peritajes no se puede saber cuál de las dos hizo la maniobra errónea que ocasionó el siniestro.

Estos estudios indicarán en qué dirección iba cada lancha y a qué velocidad. Determinarán también si la que impactó a la otra venía haciendo zigzag, por la vía contraria, y si hizo o no una maniobra peligrosa.

En Prefectura saben que la lancha que impactó a la otra venía “a mucha velocidad”, mucho más que los 16 kilómetros por hora que es la velocidad recomendada para “el buen gobierno” de la nave. Lo cierto es que el choque reavivó el debate por la falta de controles de las lanchas en la zona.

angustia

Según informó Cutropía, en la delegación de esa fuerza en San Isidro se encuentra “la familia Storani”, que está recibiendo contención y asistencia psicológica.

“Estoy esperando un milagro”, había dicho el dirigente radical, que desde que se enteró de la terrible noticia -el viernes a la mañana- viajó desde La Plata hacia el lugar del accidente, se subió a una embarcación y salió con los buzos a tratar de encontrar a su hijo.