Tecnología para descubrir más secretos milenarios
| 4 de Abril de 2016 | 02:38

Las nuevas tecnologías cambiaron en los últimos años la forma en la que los arqueólogos estudian las momias, tumbas y pirámides, lo que abrió la puerta a nuevos hallazgos sobre los faraones, como la reciente hipótesis de que al lado de la tumba de Tutankamón esté enterrada la reina Nefertiti.
Para probar esta teoría se están efectuando análisis con radar en el sepulcro del “faraón niño” para comprobar si detrás del muro norte y oeste del sepulcro hay cámaras ocultas.
También en los últimos días expertos egipcios y estadounidenses llevaron a cabo durante doce horas cuarenta escaneados en varios niveles de las paredes del sepulcro, y se pudo revelar que hay indicios de que existe “algo”.
Pero del mismo modo, actualmente la tecnología más moderna está siendo aplicada a las pirámides de Guiza, con el objetivo de arrojar un poco de luz en torno al gran misterio de cómo fueron construidas hace 4.500 años.
“Es fascinante, estamos usando partículas cuánticas, que es lo más pequeño que conocemos, para estudiar uno de los monumentos más grandes de la historia”, explicó Mehdi Tayubi, codirector del proyecto ‘Scan Pyramids Mission’.
Los métodos que se están empleando para analizar las pirámides -entre ellos los rayos infrarrojos y el radar geotérmico- existen desde hace tiempo, pero se están aplicando ahora a la historia y al patrimonio cultural.
“No podemos decir que vamos a resolver el misterio de las pirámides, pero vamos a contribuir a que se entienda mejor algo que ha fascinado a muchas generaciones”, dice Tayubi.
Por su parte, la egiptóloga Miriam Seco, que desde el año 2008 trabaja en el templo funerario de Tutmosis III en Luxor, asegura que la egiptología se ha beneficiado de la aplicación de las nuevas tecnologías en los últimos diez años.
La experta, que en su excavación empleó diferentes tipos de radares, explica que estos permiten obtener información que de otra forma no se conocería, y más rápidamente, lo cual ayuda mucho a la investigación y al trabajo de los arqueólogos sobre el terreno.
En la búsqueda de la tumba de la reina Cleopatra y su amante, el general romano Marco Antonio, la arqueóloga Kathleen Martínez también emplea el radar para tratar de localizar la ubicación del sepulcro a las afueras de la ciudad de Alejandría.
La investigación empezó en 2005 y desde entonces se han hecho varios hallazgos destacados y progresos, aunque la tumba de la última faraona, que se suicidó el 14 de agosto del año 30 a.C. aún no ha sido encontrada.
Asimismo, la tecnología ya fue empleada para develar los misterios de la vida y la muerte de algunos faraones, como Tutankamón o también Ramsés III, asesinado con un corte en la garganta, tal y como demostraron las radiografías de su momia en 2012. También la tomografía computarizada a las momias en el Museo Egipcio de El Cairo permitió conocer la edad en la que murieron esos faraones, sus condiciones de salud en el momento de la defunción y la causa del fallecimiento.
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