Una familia de quinteros vivió dos horas de terror en Olmos
| 5 de Abril de 2016 | 02:01

En un sector desolado, regado de quintas y de difícil acceso, un grupo de siete delincuentes eligió una de esas propiedades para meterse a robar. Está la presunción de que lo hicieron sabiendo con qué se encontrarían, y algunos pasajes del episodio parecieron darle la razón a ese supuesto. Hasta las víctimas lo creen: “Así como así no van a venir hasta acá”. Al margen, una seguidilla de amenazas, golpes y maltratos para una familia y dos changarines empleados.
Entre 90 y 120 minutos se extendió la pesadilla para los damnificados, vecinos de la calle 52, a la altura aproximada de la calle 245. Aunque ese lugar es retirado y la vivienda no llama la atención respecto de las demás, los delincuentes la eligieron para meterse allí, cerca de las 3 de la madrugada de ayer.
“Estábamos mi marido, mi hijo de 19 años, dos empleados y yo”, empezó contando Lidia (39), una de las afectadas por el asalto. Se desconoce en qué llegaron los siete ladrones hasta ahí: desde la casa no vieron qué vehículo tenían, pero todo haría suponer que, al menos, contaban con un auto o dos.
La banda se metió por una puerta lateral de una forma curiosa: “Estaba cerrada con llave pero no la rompieron. No sabemos cómo hicieron”, remarcó la mujer, en diálogo con este medio.
Lidia no vio con claridad a cada delincuente pero se arriesgó a decir que “seguramente cada uno tenía un arma”. Ella vio varias de las pistolas con las que amenazaban a su familia. Solamente uno de ellos tenía parte de la cabeza cubierta con un gorro. Los demás actuaron a cara destapada.
Además de las amenazas de siempre, hubo golpes para la mujer (le dieron un culatazo que le lastimó el costado de la cabeza) y su marido: “Le dieron algunas trompadas para no dejarlo hablar”.
A las cinco víctimas las llevaron a una de las habitaciones de la casa. Ahí los mantuvieron retenidos todo el tiempo que duró el asalto, mientras los delincuentes hacían lo que querían.
“se llevaron todo”
Afuera, la calle era un barrial y ofrecía un panorama desolador. Nadie podría haber detectado lo que pasaba, y todavía faltaba un rato para el comienzo del trabajo de los quinteros de la zona. Con esas ventajas, la banda se apropió de todo lo que vio: “Nos robaron la poca plata que teníamos ahorrada y una camioneta Chevrolet. Se llevaron todo”, remarcó Lidia.
Como si no creyeran que eso era todo lo que podían robar, los delincuentes se quedaron en la casa más de una hora y media. Durante todo ese lapso, se dedicaron también a intimidar a la familia.
“Nos mandó el camionero”, los asustaron primero, para luego lanzarles otra amenaza contradictoria pero peor: “No le vayan a decir nada a la policía porque además fueron ellos los que nos mandaron”,
Al final los ladrones se fueron con la camioneta de la familia, que hasta anoche no había sido reportada como hallada en abandono. Las víctimas fueron a denunciar lo que les pasó a la comisaría. Declararon todo lo que sabían y esperaron al móvil de la Policía Científica que debía ir a realizar la pericia que corresponde a esta clase de robo calificado. Habían pasado 15 horas del hecho y esos agentes no se habían presentado en el lugar.
El episodio motivó la preocupación: “Esto viene pasando en los últimos días, ya corrió el comentario de que algo así había pasado en la zona”, aseguró Lidia, quien se sumó al reclamo de otros vecinos quinteros de la zona. Además de que se mejore la infraestructura del barrio, piden que la policía recorra con más frecuencia ese sector.
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