A casi 6 años de la desaparición de Erica Soriano volvieron a detener a la pareja

Daniel Lagostena, la pareja de Erica Soriano, la embarazada que permanece desaparecida desde agosto de 2010, fue detenido hoy en la localidad bonaerense de Lanús acusado del homicidio de su mujer luego de la aparición de nuevas pruebas en la causa, informaron fuentes judiciales.

La detención, ordenada por el juez de Garantías 8 de Lomas de Zamora, Gabriel Vitale, fue llevada a cabo esta mañana por personal del Grupo Elite de la Policía de la Provincia de Buenos Aires en la vivienda en la que el imputado residía junto a la víctima, situada en Coronel Santiago 1433, de dicha localidad de la zona sur del conurbano.

Fuentes judiciales informaron que el magistrado accedió a la detención solicitada por el fiscal de la causa, Gerardo Loureyro, quien tuvo en cuenta varios elementos de prueba como llamados telefónicos y la conducta inusual de la pareja de Soriano (30), que está imputado de “homicidio y aborto en contexto de violencia de género”.

Según entendió el juez, el día del hecho, la pareja se dirigía a su domicilio en Lanús donde “ya se encontraba una persona no identificada al día de la fecha, quien utiliza el teléfono de linea, realizando una llamada en el horario de 22.01” y “este dato objetivo incorpora un elemento valioso en el análisis integral de la prueba, otra persona en la escena de la desaparición.”

Por su parte, María Ester Romero, madre de Soriano, dijo esta tarde a la prensa que “se han sabido muchas cosas en este último tiempo”, las cuales, “gracias a Dios”, llevan la investigación "a buen puerto”.

“Lo que necesitamos es llegar al juicio oral para que (Lagostena) quede detenido para siempre”, sostuvo la mujer, quien dijo que pretende que el acusado sea condenado a “prisión perpetua”. 

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Lagostena (54) ya había sido detenido en julio de 2012, pero en diciembre del mismo año fue excarcelado por la Sala III de la Cámara de Apelaciones y Garantías en lo Penal de Lomas de Zamora que anuló todo lo actuado por considerar que al no haberse hallado el cuerpo de la mujer no podía determinarse que estuviese muerta, por lo que faltaban pruebas para responsabilizar a su pareja en el hecho.

Sin embargo, el juez Vitale sostuvo que el hecho de no haberse hallado el cuerpo de Soriano “no implica la imposibilidad de probar su muerte, pues de acuerdo con la incipiente Jurisprudencia que acredito de la Corte Suprema de Justicia y diferentes fallos de la Provincia de Buenos Aires, el fallecimiento puede (debe) ser acreditado por otros elementos probatorios. Caso contrario, la ausencia del cadáver estaría a favor de las personas que arbitren los medios para lograrlo”.

Los investigadores judiciales determinaron que en la tarde del 20 de agosto de 2010, la pareja fue al ginecólogo y a las 22.13 Soriano recibió el llamado de una amiga y le dijo que estaba yendo con su pareja hacia su casa en auto. 

Esta llamada telefónica fue el último contacto que se tuvo de la mujer con su entorno social en momentos que se encontraba en compañía de Lagostena, dijeron las fuentes.

Cerca de la medianoche, Lagostena comenzó a intercambiar mensajes con su sobrino Brian Poublán (25), hijo de su hermana, con quien hasta entonces no tenía un trato cotidiano ni habitual. 

Alrededor de las 5 del día siguiente, un teléfono celular a nombre de la madre del joven registró llamadas salientes en el centro porteño y la Costanera Norte, en esta Capital Federal, y luego se activó en Lanús, cerca de la casa del joven y su madre. 

La intensidad de llamadas (seis entre las 5.05 y 5.53) llamaron la atención de los investigadores porque no era habitual el uso horario ni el patrón de comunicación.

Una fuente judicial explicó que se cree que esas llamadas se dieron en el lapso durante el cual se hizo desaparecer el cuerpo de Soriano.

Si bien Lagostena dijo que solamente tenía un teléfono celular a nombre suyo luego se comprobó que tenía cuatro celulares activos, agregaron las fuentes. 

Otro dato valorado por los pesquisas fue que cuando la familia de Soriano concurrió a su casa con la Policía para saber sobre ella, encontró allí la ropa con la que Lagostena dijo que había salido hacia lo de su madre tras mantener una discusión con él, su cartera con todas sus pertenencias, excepto el celular, y el ácido fólico que tomaba por su embarazo. 

Peritos que buscaron rastros en la casa hallaron la chimenea caliente y restos de poliéster que se correspondían con una bombacha, por lo que se presume que el imputado quemó allí la ropa de su pareja, dijo el vocero consultado.

También se encontró una mancha de sangre debajo de una mesita ratona que fue detectada con el reactivo Luminol, pero como había sido lavada sólo se pudo determinar que era de mujer.

Esta prueba coincide con el testimonio de una testigo de identidad reservada que declaró que “el día del hecho Daniel y Erica discutieron y por tal motivo le pegó un 'sopapo', ella se cayó y se golpeó la cabeza contra una mesada”. 

Además, los investigadores tomaron como una prueba importante que Lagostena tenía vínculos con propietarios y empleados del rubro funerario que le podrían haber encargado la cremación del cadáver ya que en algunas oportunidades se han quemado cuerpos sin la documentación correspondiente, concluyó el vocero.