Una mujer y su hijo de 20 años, blanco de una entradera en Tolosa

“Ahora tengo miedo de cruzármelos en el barrio”, sentenció Mónica respecto de los dos delincuentes que la amenazaron el lunes junto a su hijo en su casa de Tolosa. La secuencia fue para ella sorpresiva y violenta, a pesar de que uno de los ladrones se empeñaba en calmarla, algo que nunca consiguió. Esa entradera motivó al día siguiente un nuevo comienzo en las movilizaciones vecinales para reclamar mayor seguridad.

La mujer y su hijo de 20 años estaban despidiendo a un amigo del joven, a las 22.30, en 116 entre 530 y 531. “Venían caminando dos chicos, que en ningún momento me llamaron la atención, ni me parecieron sospechosos, pero que de repente se nos vinieron y cada uno sacó un arma”, relató ella.

La situación los desconcertó enseguida. Mientras que Mónica no atinaba a responder y su hijo dudaba, el invitado forcejeó con los ladrones para salir de ahí. Si bien corrió a pedir ayuda no pudo llegar lejos, porque en la esquina de 116 y 531 el tercer delincuente del grupo -que vigilaba todo arriba de un Peugeot 307 plateado- lo vio y salió a cruzarlo: lo agarraron a golpes y lo dejaron tirado.

“Lo único que pedían era plata, algo que yo no tenía. Mi hijo fue el que les dijo que les iba a dar lo de él, que eran todos sus ahorros, y lo único que les interesó robar”, continuó Mónica, en una entrevista con este medio.

Para ese momento, la madre y su hijo ya estaban en una de las habitaciones ante la mirada atenta de los ladrones. Algo llamativo para las víctimas fue la diferencia de trato y modales entre los delincuentes: “Uno era más brusco y parecía acostumbrado a eso. El otro me trataba de señora y me quería tranquilizar, aunque con la otra mano me apuntaba con el arma en la panza”, comparó la mujer.

Desde el cuarto de al lado escucharon parte de lo que se decía en pleno robo y pudo llamar al 911. “Tardaron cinco minutos en llegar, y por suerte no se cruzaron (con los asaltantes), porque si no podría haber sido mucho peor”, especuló ella.

Para los asaltantes todo fue un “trámite” que les insumió pocos minutos en los que no golpearon ni encerraron a nadie. Según se pudo reconstruir, los dos corrieron hasta el Peugeot donde el cómplice estaba listo para arrancar.

A la llegada de la Policía se instrumentaron diferentes operativos en la zona para ubicarlos. Ninguno sirvió para la captura de algún sospechoso, pero las tareas investigativas continúan.

Es que, según se sospecha, serían los mismos delincuentes que el jueves de la semana pasada hicieron lo mismo en la cuadra de 531 entre 1 y 2: “Se metieron en una casa cinco minutos, se robaron la plata y se fueron”, de acuerdo a lo que la propia Mónica supo por comentarios de vecinos.

El boca en boca en estos casos sigue sirviendo de vía de comunicación para que entre la gente del barrio se difundan los robos y se aumenten los recaudos, incluso en su versión digital, mediante un grupo de Whatsapp.

Fueron varios referentes vecinales los que expresaron su “hartazgo” por la situación de inseguridad en Tolosa, que se detonó a partir de esta entradera, pero que se venía cocinando con el correr de los meses.

Por eso el martes hubo una reunión para discutir el tema. “Estamos cansados de los robos y arrebatos en esta zona que parece ser tierra de nadie”, señaló Miguel, un vecino de la cuadra.

En este marco, Pablo Pérez y otros dirigentes barriales pedirán para el martes una “reunión urgente” con autoridades para abordar el debate.