McCartney abrazó su pasado beatle para hacer explotar el Kempes
| 16 de Mayo de 2016 | 01:52

El Kempes esperaba colmado el desembarco del ídolo beatle, que había anunciado para las 19 “puntual” su recital, pero sin puntualidad inglesa y con mucho sentido de cómo generar expectativa, tras 50 años de carrera, Paul McCartney no se asomó hasta 30 minutos después.
Mientras tanto, jugaba con el corazón de sus espectadores cordobeses, los primeros en recibir a Sir Paul en Argentina antes de sus dos recitales en La Plata (mañana y el jueves), con un compendio de temas “beatles” que sonaban por los altoparlantes del estadio mundialista cordobés.
“Buenas noches Córdoba, hola culiados”, tiró para la ovación, antes de saltar a “Can’t buy me love”, segundo tema beatle de su repertorio en una noche marcada por los temas de la banda de Liverpool
Pero entonces, a las 19.33, el estallido: Paul salió a la cancha ataviado de su clásico saco azul, camisa blanca y jean, con “A hard days night” y “Save us”, de su carrera solista, para provocar el estallido de los cuarenta mil cordobeses.
“Buenas noches Córdoba, hola culiados”, tiró para la ovación, antes de saltar a “Can’t buy me love”, segundo tema beatle de su repertorio en una noche marcada por los temas de la banda de Liverpool, para regocijo de los fans.
Paul se quitó el saco azul rápidamente, habló con los fans en castellano por momentos, como parece es costumbre ahora para los rockeros, y se mostró vital, fresco y coqueto a pesar de sus 73, disfrutando de repasar una trayectoria dorada sobre el escenario.
NOCHE BEATLE
Los 70, por supuesto, no llegan solos: Paul tuvo que recurrir a su carisma y a un repertorio a prueba de fuego para disimular que la voz, naturalmente, ha perdido su justeza y vuelo, particularmente en algunos temas donde agudos se transformaron en gritos desgarradores (como “Maybe I’m amazed”): curiosamente, el esfuerzo dio a estas canciones un matiz rockero, trabajado, lejos e la impronta de “niño bueno” que tantos detractores sumó para Sir Paul.
Además de poner voz a sus numerosos éxitos (es el artista con más “número 1” de la historia), el talentoso multiinstrumentalista pasó de la guitarra al piano de cola, despertando ovaciones, según dictó la ocasión. Y, claro, recordó “mi amigo John”, que se ganó una atronadora ovación en la noche cordobesa.
Y muy lejos de quienes quieren retirarlo, Sir Paul tocó durante ¡más de dos horas! Hasta pasadas las 22 sonaron todos los éxitos de su discografía de solista y buena parte del repertorio beatle: durante la primera parte McCartney coqueteó con su pasado beatle con un par de temas inmiscuidos entre el repaso de sus años de “soltero”, pero para la parte final del concierto guardó lo que los fans quieren (y lo que los platenses irán a buscar mañana y el jueves al Estadio Ciudad de La Plata).
Así, desde la mitad del largo recital, Paul disparó casi de modo consecutivo lo mejor del catálogo beatle: “We Can Work It Out”, “Love Me Do”, “And I Love Her”, “Blackbird”, “Fool on the Hill”, “Lady Madonna”, “Eleanor Rigby”, “Being for the Benefit of Mr Kite!”, “Something”, “Ob-La-Di, Ob-La-Da”, y un primer cierre con “Back in the U.S.S.R.”, “Let It Be”, “Live and Let Die” y “Hey Jude”, antes de volver con “Yesterday”, “Hi Hi Hi”, “Birthday” y el medley “Golden Slumbers / Carry That Weight / The End”, el gran final del mítico “Abbey Road”, para un cierre coreado por 40 mil personas a pura pasión beatle.
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