Dos ladrones golpearon a una jubilada en el ascensor de un edificio céntrico

De entre toda la gente que había ido a misa ayer a la mañana, de una iglesia salió una jubilada de 66 años, que se fue derecho hasta su departamento, en un edificio de 41 entre 7 y 8. Era casi el mediodía, y esa zona todavía estaba tranquila. Ella entró como un día cualquiera y llamó el ascensor, en donde se cruzó con un desconocido. Ese fue el puntapié inicial de un intento de robo violento.

Cuando la mujer, identificada por la Policía como Ofelia Orteli, todavía no había empezado a subir los pisos, esa misma persona frenó en seco y regresó sobre sus pasos. Es decir, que volvió a entrar al ascensor. A ellos se les sumó un segundo delincuente, que esperaba en las escaleras, de acuerdo a lo que ayer contó una hija.

Lo que siguieron fueron amenazas y golpes de puño para la víctima. Los ladrones querían a toda costa entrar a su departamento para, según se supone, llevarse todos los elementos de valor que hubiera a mano.

Además de las trompadas, los delincuentes le sujetaron las manos con precintos plásticos.

Pero esa situación no se dio, gracias a cierta astucia de la mujer. Mientras los delincuentes le preguntaban con insistencia en qué piso vivía, ella les dio una respuesta incorrecta. Así consiguió mantenerlos lejos de su domicilio.

Tanto por los golpes que le dieron como para pedir auxilio, la víctima gritó en más de una oportunidad.

Su voz retumbó fuerte en los pasillos del edificio y más de un vecino se dio cuenta de que algo raro pasaba, según explicó la hija de la damnificada.

Los asaltantes le habían sacado las llaves a la mujer e intentaban meterse en un departamento que no era el que suponían. Esa situación también llamó la atención de la gente, que se asomó a ver qué pasaba.

Entonces, a los delincuentes no les quedó otra alternativa que abandonar sus intenciones y escaparse rápido a la calle.

al hospital

La mujer agredida fue asistida por sus vecinos y familiares, que llamaron al 911 de inmediato. La Policía se aseguró de que recibiera la atención médica necesaria. Inclusive, tuvieron que llevarla al hospital Rossi para que la curaran.

Ayer a la tarde, algunas horas después del episodio, se encontraba “muy golpeada y dolorida”, describió su hija. Aunque no la internaron y pudo recuperarse en su casa, la situación la llenó de angustia a ella y a su familia.