Ordenarían más allanamientos por riñas de gallos en la Ciudad

En la causa están identificados dos hermanos, pero se presume que habría más implicados

La investigación desatada en la Ciudad, a partir de la existencia de una organización que se dedica a las riñas de gallos, tiene por ahora a dos hermanos identificados. Pero se presume que no están solos en esa actividad, que se encuentra penada por ley y genera un gran movimiento de dinero.

Por eso el fiscal Alvaro Garganta, a cargo de la causa, analiza las constancias y pruebas acercadas por el equipo que encabeza el subcomisario Daniel Claure, responsable de los trabajos de campo, para definir si requiere nuevas órdenes de registro.

Si bien todavía no se conocen los resultados del entrecruzamiento de llamadas, que se harían a partir del secuestro de varios teléfonos celulares, la recepción de distintas declaraciones llevaron a los pesquisas a mirar hacia otros sectores de La Plata, donde también habría vestigios de este tipo de peleas clandestinas.

Como EL DIA adelantó en su edición anterior, al amparo de la aparente tranquilidad que brindan los sectores menos urbanizados, en un gran predio de Abasto, de unos 50 metros de frente por otros 100 de fondo, la Policía descubrió un criadero de gallos de riña.

De acuerdo a fuentes del caso, a ese lugar llegó siguiendo la pista de varios testimonios, que dieron cuenta de la existencia de esa actividad, pese a que está expresamente prohibida por la Ley Nacional Nº 14.346, de Protección a los Animales.

Los voceros consultados por este diario precisaron que el operativo se desarrolló el lunes pasado en las calles 515 y 214, donde presuntamente se desarrollaban las peleas clandestinas, como así también su aparente comercialización y entrenamiento para competencias en otros distritos.

Los efectivos, de la seccional décima de La Plata, rápidamente localizaron los pabellones con las jaulas, donde se contabilizaron un total de 110 ejemplares que, de acuerdo a las primeras estimaciones, estarían valuados en unos 4.000 pesos cada uno.

También, de acuerdo al reporte oficial, encontraron “un ring ovalado con manchas hemáticas; 35 picos de metal: dos púas de acero; 11 guantines; 18 bozales de cuero; un cronómetro y gran cantidad de frascos con sustancias medicinales”.

Para poder requisar la finca de Abasto, los agentes exhibieron una orden emanada por la jueza de garantías Marcela Garmendia.

A partir de ese momento, una vez que se ubicaron los animales, se pidió la intervención de un profesional de la Dirección Veterinaria del Ministerio de Seguridad bonaerense, ya que varios de ellos “tenían heridas y amputaciones”, explicó un jefe policial.

Terminado ese control sanitario, que demandó varias horas de labor, se procedió al secuestro de los animales, aunque éstos quedaron, en depósito judicial, en el mismo predio allanado.

“Era imposible llevar todos los gallos a la comisaría. No me imagino esa situación. Por eso, con los debidos recaudos legales, se los dejó en el lugar, aunque no los pueden tocar, ni sacar de ahí, y semanalmente recibirán una inspección por parte de un funcionario policial, para saber si les han brindado el debido cuidado”, mencionó el pesquisa.

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