Diez años después volvieron las dos hinchadas a una final en Buenos Aires

El marco del Monumental hizo revivir el espectáculo del fútbol con hinchas de los dos equipos,  con cantos que sonaron a sinfonía para los oídos tribuneros, con  cintas y globos, azulgranas y granates esta vez.        

Desde aquel partido que Estudiantes le ganó al Boca de La  Volpe en 2006 con gol de Mariano Pavone, que dos equipos de una  misma zona de influencia jugaban una final a cancha llena. Entonces  fue en Vélez hoy en River.        

Fue justamente desde la muerte de un hincha de Lanús,  Javier Geréz, en junio de 2013 a manos de un policía bonaerense, que  se puso la veda a los visitantes en las canchas. La medida terminó  de imponerse un mes después tras la sangrienta batalla del Bajo  Flores entre barras de Boca, con dos muertos, y a solo unos  trescientos metros de, paradójicamente, la cancha de San Lorenzo.      

Hoy hubo un cruce casual de hinchas de San Lorenzo con  algunos de Lanús, porque el grupo pequeño del Grana estacionó sus  autos cruzando Libertador. Hubo temor pero los propios protagonistas  cortaron en un par de insultos y cargadas.      

También hubo una final Vélez-Newell's en 2013 pero fue  lejos de su terruño, en Mendoza, lo cual no es lo mismo, es como si  los dos hubieran ido de visitante.      

Aquí las dos parcialidades disfrutaron juntarse, unos en  Boedo, otros en el Polideportivo de Guidi y Arias, y salir en  caravanas hacia la cancha.     Ya en las tribunas cada uno sacó a relucir su ocurrencia.  

Lanús con: "Cuervo, decime de qué barrio sos", y del otro lado:  "Grana, sos una estación".   Lanús ocupó en la tribuna Centenario y la platea San Martín, en  cuyas alturas se vio algún blanco. San Lorenzo, la popular Sívori  y la platea Belgrano, las que hizo rebalsar, con sospechas de  alguna filtración de hinchas por el portón sobre Udaondo cuando el  micro que llevó al plantel azulgrana tuvo que ingresar tras  equivocar el paso.    

Aseguran que hubo 29.500 entradas para cada uno por cuestiones  de Seguridad, cuyo ministerio dispuso que unos 2.500 agentes  (entre efectivos de la Policía y de seguridad privada) cuiden la  vuelta de los hincha a pleno a las canchas y tal vez tomarla una prueba  piloto para que de una vez por todas el fútbol y su espectáculo  regresen a la normalidad