Más renuncias y tensión

Tres importantes renuncias hicieron crujir en los últimos quince días a un convulsionado gabinete local, contribuyendo al reflejo del nivel de crispación y desgaste que reina en el equipo de Julio Garro. El Intendente había anunciado que se iban a producir cambios en segundas líneas de distintas áreas, en medio de las críticas que vienen realizando el radicalismo y hasta sus propios funcionarios, aunque por ahora todas las salidas están vinculadas a la económica.

La primera figura significativa en abandonar la gestión el 13 de mayo había sido la del secretario de Hacienda Claudio Moyano, cercano al ex diputado Fernando Rozas, quien integraba la mesa chica del Intendente y se alejó de ese ámbito súbitamente. Pero el viernes otras dos salidas de funcionarios importantes para la administración municipal agitaron el avispero, como son el presidente del ente del ex Banco Municipal Pablo Bolino y el director de Compras Miguel Piperino.

Como si fuese poco, el último día hábil de la semana en el palacio de calle 12 tuvo como condimento la instalación generalizada del pesado rumor de la renuncia de la contadora municipal, María Laura Márquez, algo que oficialmente se desmintió pero que sumó al escenario una dosis mayor de convulsión.

Los hechos son sintomáticos del alto nivel de crispación que atraviesa el gabinete local.

Cuentan que Piperino –quien dilató la concreción de su dimisión más de una semana- se fue cansado, en medio de un fuerte malestar y fricciones con el resto de los secretarios, devenidas de su función en un puesto clave de la administración general. En el caso de Bolino, un economista cercano al senador Juan Pablo Allan, algunos venían señalando su incomodidad en otro lugar donde pesa la firma. El ente del ex Banco Municipal es autónomo y como tal, al contar con un presupuesto propio presenta su rendición de cuentas aparte de la administración central. Pero, a diferencia de lo que ocurrió con la contaduría del Mercado Regional y la rendición general, a fines del mes pasado Bolino mandó el balance por escrito sin asistir a exponer al Concejo Deliberante –que votó su designación- planteando ya entonces un sugestivo interrogante.

Fueron señales casi contemporáneas con la ruidosa reunión del gabinete de la semana pasada, en la que Garro advirtió que haría cambios frente a una gestión “lenta” pero en la que, además, hubo fuego cruzado de acusaciones y reproches entre varios de sus miembros. El principal, entre la jefa de Gabinete, Natalia Vallejos, y el presidente del Concejo Deliberante, Fernando Ponce, entre quienes crece una puja de liderazgos.

Pocos días después se conocía la salida de otros dos delegados, Gustavo Vigo, que se desempeñaba en San Carlos, y Ricardo Bayes, en Los Hornos. Cuentan que en esta última localidad le habían ofrecido el cargo a Hugo Bessolo, un nombre vinculado a las instituciones de la zona, quien rechazó la oferta. Si se observa que en estos seis meses ya se cambiaron también los delegados de Villa Elvira y Altos de San Lorenzo, está claro que las el funcionamiento en el resto de los centros comunales tampoco termina de acomodarse.

Como si a este nivel de tironeos y disputas le faltara algo, el presidente de la comisión de Hacienda del Concejo, el oficialista Julio Irurueta, anunció esta semana que no votará el aumento de los taxis avalado por Ponce y el resto del oficialismo, provocando un fuerte ruido dentro del bloque de concejales de Cambiemos y una clara diferenciación de uno de los dos ediles puros del PRO.

Y en otro flanco paralelo para atender, en lo que será el cuarto encuentro oficial, Garro tendrá mañana en el club San Luis el desafío de limar las crecientes asperezas con el radicalismo, un sector de Cambiemos cada vez más disconforme y crítico con un escenario al que define como “la falta de toda política”.