Serían alrededor de 50 las camionetas de alta gama que robaron en La Plata

Sobre el porcelanato blanco de una oficina de la DDI lucen prolijamente acomodados unos aparatos que a simple vista parecen estéreos, pero son computadoras de a bordo de algunas de las camionetas de alta gama que una banda se dedicó a robar del Centro de La Plata en los últimos seis meses. En la causa figuran 15 casos probados, aunque “suponemos que serían por lo menos 50”, estimó ante este diario el fiscal que instruyó la investigación que permitió detener a tres acusados y poner bajo la lupa a otros tres que se mantienen prófugos.

Los que cayeron en algunos de los 12 allanamientos que se hicieron en las últimas horas en el conurbano y La Plata fueron indagados ayer por el fiscal, pero se negaron a declarar. El resto son intensamente buscados. Todos son mayores, tienen antecedentes penales y “una criminalidad organizada para nada improvisada”, amplió Romero.

la maniobra

Como anticipó EL DIA en su edición de ayer, las andanzas de este grupo comenzaron a investigarse en octubre del año pasado, tras “el hallazgo de camionetas que intentaron robar y no pudieron y la repetición de hechos similares”, explicaron los pesquisas.

Por lo que se pudo establecer, en tareas de inteligencia previa la banda localizaba camionetas de alta gama estacionadas en la calle, a donde llegaban en otro rodado para hacer lo que mejor sabían: clonar las computadoras de a bordo con un osciloscopio que tiene un software especial, lo que les permitía abrir los vehículos y ponerlos en marcha para sacarlos de la Ciudad antes de que los dueños se dieran cuenta del robo.

Tenían predilección por las Toyota Hilux y las Volkswagen Amarok.

Ya en algún lugar del conurbano “enfriaban” las camionetas en predios alejados o talleres mecánicos truchos, donde les quitaban partes adicionales como barras antivuelco, estribos o cúpulas, que vendían en esa misma zona. Recién entonces, y con patentes y documentación apócrifas, trasladaban las camionetas a las provincias del norte o Bolivia, para venderlas “por el 30 o 40% del valor original”, detalló el fiscal.

Convencido de que a este tipo de maniobras “no las hace cualquiera” y que en el grupo cada cual jugaba un rol específico, Romero caratuló el caso como “asociación ilícita”, un delito que no es excarcelable por el monto de la pena prevista. El juez Pablo Raele estuvo de acuerdo.

A los sospechosos los localizaron abriendo las antenas de telefonía celular que se activaron en las escenas de los robos en el momento en que ocurrieron e intervinieron esas líneas con escuchas.

Se cree que la banda se alzó con varios millones de pesos en estos seis meses. En una rueda de prensa en la DDI, el fiscal destacó “el trabajo profesional y sistemático” de sus investigadores “y la Superintendencia”, que -anticipó- pondrá de manifiesto en una nota “al ministro (de Seguridad Cristian) Ritondo”.