La libertad es presión

Por JOSE SUPERA
ESCRITOR

1
El susurro

Obligado a la libertad. La espada (que no existe) pinchándome el pecho. Qué decir cuando otros prefieren callar. Qué escribir, cuando otros no pueden o no saben o no son permitidos o (directamente) no quieren a hacerlo. La libertad es un fantasma. Escribo sobre mis fantasmas. El pasado ya no conmueve. Volver al presente, a estar acá, después de todo, para antes que nada, tener futuro. Ahora cabalgando estos terrenos donde todo es blanco como la noche. Ahora las hojas sin llenarse. Ahora esta nota sobre la libertad de expresión.

Cuando las bocas hablen.

Cuando el río suene.

Cuando tengas la libertad absoluta, será la palabra absoluta la que te oprima, la que te encierre. Porque decir lo que necesitamos decir, sin que nadie nos venga a decir lo que no tenemos que decir, es sobre lo que tendría que decir esta nota.

Cuando los olvidados recuerden.

Cuando los oprimidos griten.

Ahí será.

Ahí estará:

El porqué de estas palabras.

2
El rumor

Se dice bajito, para que nadie escuche. La libertad de expresión. Cada párrafo es como una cárcel. Las ideas que genero se vuelven esclavas, yo me vuelvo esclavo: de lo que pienso, de lo que escribo, de esta misma idea de libertad.

3
La voz

Francisco Magallanes es escritor y editor, uno de los creadores de una de las editoriales más prolífica de la ciudad, Club Hem. Empezó laburando como remisero, y en sus tiempos libres, escribía. “Con el remís empecé cuando estaba terminando la carrera de comunicación. La oferta laboral de la profesión por entonces era aún más escasa que en la actualidad y empezaba a tomar fuerza en mi deseo la escritura ficcional. El remís era una posibilidad. Trabajaba sábado y domingo sin parar. Durante la semana me dedicaba de lleno a la escritura. Eso duró un tiempo no demasiado largo hasta que tuve que empezar a trabajar casi todos los días.

Las historias siempre son material de escritura, aunque en principio no sabía cómo capitalizarlas. El primer cuento que escribí referido a ese mundillo fue Primavera, que salió publicado en Los impuntuales, y trabaja diálogos de choferes mientras esperan nuevos viajes en la remisería. Con el tiempo me fui familiarizando más con el oficio y escribí varios textos ‘remiseros’”.

Cuenta que la editorial Club Hem “surge con una antología de autores contemporáneos sobre el verano que se llamó ‘El último día del verano’ y que se coeditó con Pixel Editora. Esa fue nuestra primera experiencia donde aprendimos básicamente lo que conlleva hacer un libro. A partir de ahí comenzamos a pensarnos como proyecto editorial, planificando un catálogo de narrativa y poesía actual que lleva más de 30 títulos publicados.

Como escritor siente que “desde la publicación de mi primer libro, tuve cierta liberación de experimentar con la palabra más allá de los géneros rígidos y establecidos, y empecé a creer en la multiplicidad de voces que se puede construir a partir de la ficción”. Aunque también es editor, y dice que es “un oficio que disfruto cada día. Tuve la posibilidad de editar autores de trayectoria de los cuáles aprendí muchísimo y que siempre fueron muy generosos y respetuosos de mi trabajo, es decir, por lo general aceptaron mis sugerencias y las agradecieron. Eso me dio confianza para transmitirlo a los autores que están trabajando en su primera publicación y que por lo general muestran mayores inseguridades con respecto a su escritura. Editar es intentar potenciar la obra del otro respetando su estilo y su búsqueda pero sin dejar de ser crítico en esa lectura”.

4
La exclamacion

Presiono a los entrevistados en esta nota. Los presiono para que se expresen con libertad. Les escribo varias veces hablándoles de tiempos de entrega, de plazos, de cosas así. Uno no me contesta más. No sé si eliminarlo de Facebook. Eliminarlo sería mucho. Uno no puede andar eliminando porque no quieran ser “libres” en este espacio. Tengo que alejar mi ego. Desplazarlo. Le escribo una vez más, le pido otra vez nota. Esta vez soy amable. A la escritura de estas líneas, sigue sin contestarme las preguntas que le mandé. Estoy pensando en bloquearlo. Pero boquearlo también sería mucho. No soy quién para obligar a la gente a expresarse. Nadie es quien. A veces el silencio de alguien te puede decir mucho. Escribiendo este párrafo acabo de aprender algo más en mi vida.

5
El grito

A Dani Badenes Schaposnik lo conozco por amigos en común. No necesité mucho tiempo para darme cuenta que es un pibe sencillo, que su búsqueda se da a través de la palabra. Periodista, editor y docente, su voz se hace escuchar desde hace 15 años ya sea en medios populares, independientes y comunitarios, pero también como profesor, investigador y extensionista, porque da clases de Historia de los Medios tanto en La Plata como en Quilmes.

“Tenemos la obligación de pensar la libertad asociada a la igualdad. Y traer otra palabra con la misma raíz etimológica, que es liberación, que quizá suena muy setentista, pero es una utopía todavía vigente, que en estos tiempos quizás llamaríamos buen vivir. Creo que la libertad de expresión es una forma liberal de llamar a un derecho humano fundamental: el derecho a la comunicación. Una idea que debe actualizarse permanentemente, al igual que la noción de derechos humanos, creo yo. Son nociones que cuando aparecen tienen el sentido de defender a los ciudadanos frente a los Estados. Hoy estamos en condiciones de pensar que también pueden ser empresas, grandes corporaciones empresarias, las que violan los derechos humanos. La comunicación es un derecho humano y no un negocio o mercancía: esa es el gran debate de estos días, de estos años, que va más allá y acá de la ley de servicios de comunicación audiovisual”.

Dani además, tiene varios libros publicados, y a la hora de escribir, asegura que “no sé si soy consciente de qué busco cuando escribo. A veces busco contar una historia. Otras veces busco polemizar. Supongo que también busco placer, porque escribir, igual que leer, me da mucho placer. Y si pienso en la escritura como el ejercicio del periodismo, busco cambiar el mundo. Suena grandilocuente pero es así. Hace muchos años decidí que el periodismo fuera mi ámbito de militancia, o al menos uno de ellos, muy importante, y creo que en el periodismo que hacemos, y digo en plural porque pienso en La Pulseada en sus 14 años o en Radio Futura con casi tres décadas, hay cada día uno o varios granitos de arena en esta tarea indispensable que es cambiar el mundo injusto en el que vivimos”.

6
El clamor

Y todos gritan y defenestran y no quieren ver, pero ven, la película austríaca Ich seh ich seh (en las salas locales se la conoce como Goodnight, mommy), donde la madre habla y habla y habla atada a una cama. Y donde uno de los hermanitos gemelos le pega los labios con La Gotita (es nombre genérico, no busco remuneración alguna por parte de la marca). La madre, con los labios pegados, no habla más.

7
Silencio

Quizás libertad de expresión también sería elegir no decir nada. Callarse de una buena vez. Porque cuando todos hablen, nosotros seremos silencio, cuando todos griten en las redes sociales, nosotros seremos esa no-voz que reflexiona, que espera agazapada su momento, para entonces sí, cuando llegue el día indicado, la voz, la palabra, y lo que digamos, explote, y explote bien fuerte, como un grito salido del corazón, un rugido que se va a volver a escuchar para siempre.