Lugano: un coqueto y pintoresco cruce de caminos en el centro de Europa

Lugano es una de las ciudades más bonitas y pintorescas de Suiza, ya que se encuentra desarrollada sobre una amplia bahía del lago del mismo nombre y enmarcada por la cadena montañosa alpina.

En Lugano se habla italiano; los carteles indicadores de tránsito y de los comercios también están escritos en ese idioma.

En 2008 fue aceptada una votación de un referéndum de La Nueva Lugano, que buscaba la fusión de la ciudad con los municipios limítrofes.

Después de la megafusión, la extensión de la ciudad pasó de 11 km² a unos 32 km², lo que la convierte en una de las ciudades más grandes de Suiza.

Actualmente Lugano es el tercer centro financiero de Suiza, la octava ciudad por extensión y la novena por población, además de estar catalogada como una de las diez urbes con mejor nivel de vida del mundo.

La ciudad vive principalmente del turismo, aunque el sector financiero y bancario aportan una gran parte del presupuesto.

La industria textil es de importancia al igual que la industria de maquinaria y anteriormente las industrias de tabaco y de fabricación de chocolate.

$ 24.301
El costo de un pasaje aéreo entre las ciudades de Buenos Aires y Lugano, arranca desde 24.301 pesos argentinos en vuelos con dos escalas, una de las cuales es en los aeropuertos de Madrid, Roma o París, y la segunda en el de Zúrich o Ginebra

Este último rubro está sumamente relacionado con el turismo porque no mucho saben que la “cuna” del célebre chocolate suizo, se encuentra mente en Lugano.

La ciudad está situada, como se dijo, en la orilla del lago Lugano, también conocido como lago Ceresio, una enorme masa de agua que surge entre otros dos, el Maggiore y el lago di Como.

A tan sólo ocho kilómetros de la frontera italiana, Lugano es uno de los caminos más fáciles para unir Italia, y por ende la Europa meridional, con la Europa del Norte.

Por los pasos alpinos de Lukemanier, de San Gotardo, de Simplon o de San Bernardino, centenares de miles de personas han pasado del frío al calor, del Mediterráneo a la Alta Montaña, a través de esta región. Pero lo más representativo del espíritu latino de la región está constituido por la población de origen italiano que reside allí.

La comida es esencia del eclecticismo: si la pasta, los risottos, y la buena charcutería abundan, también son esenciales las sopas.

Lugano está “vigilada” por dos montes, que ejercen de vigías de la ciudad: el Bre y el San Salvatore. A su empinadas cumbres se puede subir caminando con no demasiado esfuerzo o con un funicular.

Los aficionados al montañismo también pueden ascender al monte Lema, al Tamaro, o incluso al Generoso, algunos de los cuales alcanzan los 2.000 metros.

Uno de los aspectos destacados de Lugano es su gran oferta cultural, derivada de un pasado en el que ilustres figuras residieron por un tiempo en la ciudad, como el escritor alemán Herman Hesse, quien en 1919 se instaló en Montagnola, uno de los pueblos vecinos a Lugano.

Fue en la ciudad suiza donde escribió obras maestras como “Siddhartha” o “El Lobo Estepario”, donde recibió visitas de otros eminentes escritores como Thomas Mann o Bertol Brecht, y también donde murió en 1962.

La ciudad, en reconocimiento, inauguró un museo en 1997, durante la conmemoración del 120 aniversario del nacimiento del escritor.

Músicos de la talla de Franz Liszt o Arturo Benedetti Michelangeli, entre otros, también residieron en la ciudad o sus alrededores.

Actualmente, la música tiene un lugar privilegiado, gracias al “Festival de Jazz”, al de “Blues To Bop”, al “Festate-Festival de Cultura y Músicas del Mundo”, y sobre todo el Progetto Martha Argerich.

Pero Lugano sorprende a los visitantes porque, más allá del magnífico paisaje alpino que la rodea, es conocida como la ciudad de las flores y de los parques. Es Lugano una ciudad de veraneo para muchos europeos que tienen allí espectaculares residencias de verano.