Otro 0-0 y la certeza de que la pelea será sólo por la Copa

Por NICOLAS NARDINI
ANALISIS

Para Estudiantes, por lo que iba a buscar en la previa, el punto tiene sabor a poco. Porque lo alejó por completo de la lucha por el primer lugar y porque el tercer empate seguido lo lleva a tener que seguir luchando duro en el torneo para asegurarse el pasaje a la Copa Libertadores del año entrante. Dicho esto, no hay que perder de vista, al mismo tiempo, que en el trámite estuvo más cerca de perderlo que de ganarlo, por lo que la enorme tarea de Andújar y la zaga central le permitió, al menos, salir con la valla invicta del Cilindro.

Al Pincha en los primeros minutos le costó hacer pie porque Racing, con el apoyo de su público, intentó llevárselo por delante. El local copó la zona media y generó que los de Vivas se quedarán con pocas posibilidades de dar un paso adelante para generar ese juego entrelíneas que tanto rédito le dio en el comienzo del torneo.

De todas maneras, ese contexto de partido le permitió al León explotar otra faceta del juego: el contraataque. Así, a los cinco minutos tuvo una chance gol de clarísima a través de un golpe de cabeza de Lucas Viatri que se fue a centímetros del palo derecho de Ibáñez.

El problema de Estudiantes fue que Damonte y Ascacibar, en varios pasajes del partido, quedaron muy lejos de los hombres de ataque y ese hueco en la franja central fue comidilla para que la Academia se hiciera del dominio en la zona medular. Gastón Fernández, el hombre clave para generar fútbol en el León, tuvo una noche con muchos claroscuros y no fue el abastecedor incansable que supo ser para Viatri.

En el fondo, Desábato fue el hombre más firme y tuvo que vérselas más de una ve con Lisandro López o Milito, los hombres que pivotearon a la espera de la llegada de los volantes.

El costado izquierdo fue un dolor de cabeza para Estudiantes. Porque Leonardo Gil nunca se adaptó a una posición que no es la natural en él, por lo que muchas veces la pasó mal en el mano a mano con Oscar Romero, quien lo encaró con insistencia, ya sea por la banda o tirando la diagonal.

El complemento encontró al Pincha sin saber aprovechar algunas ventajas académicas. Las desinteligencias del fondo local, produjeron un par de situaciones claras de gol. La mejor de todas, un mano a mano de Facundo Sánchez, salvado de modo providencial por el arquero Nelson Ibáñez cuando el esférico tenía destino de red.

A poco de comenzado el complemento, Vivas intentó mover la estantería y darle más dinámica a un equipo que lucía demasiado estático. Mandó a la cancha a Cavallaro en lugar de Viatri y, más allá de que perdió la referencia arriba, ganó en capacidad de desequilibrio en el uno contra uno. Auzqui pasó adelante, y el ex Unión hizo las veces de enlace. La entrada de Tití Rodríguez desde el banco también le dio aire fresco al Pincha, en reemplazo de un apagado Gastón Fernández.

La cuestión de fondo fue la falta de eficiencia en los últimos metros de la cancha. Porque más allá de los movimientos que buscó Vivas poniendo hombres más verticales, el equipo careció de peso en la zona más trascendente del campo.

A todo esto Racing siguió generando lo suyo en ofensiva y chocó una y mil veces contra una muralla humana: Mariano Andújar, otra vez clave con sus intervenciones y su capacidad para achicar en el mano a mano.

En el tramo final se desvirtuó el trámite. La expulsión –infantil por un visible codazo- de Auzqui dejó a Estudiantes con diez hombres y le permitió a Racing ir a la carga a como diera lugar.

Fueron algunos minutos de peloteo intenso, aunque con más arrebato que inteligencia.

Llegó el final que no dejó conforme a nadie. Al local porque quería sí o sí los tres puntos tras quedar afuera de la Copa y al Pincha porque se despidió de la pelea por el primer lugar y, al sumar sólo un punto, sigue sin asegurarse el pasaje al partido para ingresar a la Libertadores.