Ataron a una mujer y a su hija en una entradera en Villa Elisa

Una vecina llegaba anteanoche a su casa de Villa Elisa. Iba en una camioneta Renault Kangoo junto a sus dos hijos menores, a quienes acababa de retirar de un complejo deportivo, donde practican natación. Ya tenía en mente prepararles la cena.

Sin embargo, dos delincuentes fuertemente armados y, a cara descubierta, se encargaron de alterarle los planes.

Es que apenas la mujer intentó cerrar el portón de su casa, que está situada en la zona de 423 entre 7 y 8, aparecieron en escena los asaltantes.

HASTA LOS AHORROS DEL NENE

En la tarde-noche de ayer, algo más tranquila, la damnificada por este nuevo episodio de inseguridad extrema, que solicitó mantener su identidad en reserva, relató a EL DIA detalles del infierno que vivió.

Reveló en tal sentido que “fue a las ocho de la noche y los delincuentes nos encañonaron a mi hija de 13 años y a mí, que habíamos bajado de la camioneta. Y nos obligaron a entrar con ellos. Mi hijo, de 9 años, se quedó en el vehículo. Y los delincuentes en ningún momento lo vieron, por suerte”.

Ya en el interior del domicilio, según contó la vecina, “uno de los delincuentes le dijo a mi hija en la cocina que se tirara al piso, que le iba a atar las manos”.

El cómplice, en tanto, llevó a la mujer hasta su habitación, donde “me ató de pies y manos”.

Con todo bajo su control, entonces se ocuparon de revisar distintos ambientes y muebles en busca de dinero y elementos de valor.

Al respecto, la víctima del asalto detalló que “robaron 600 pesos que tenía conmigo. Pero como seguían reclamando más dinero, no tuve más alternativa que decirles que en la alcancía de mi hijo había otros 800 pesos. Que también se llevaron”.

“Pero además robaron una notebook, una tablet, un monitor de computadora y un teléfono celular”, completó.

Calculó que el amargo trance duró “a lo sumo 10 minutos”, aunque aclaró que para ella “parecieron una eternidad”.

Estimó que “uno de los ladrones tendría entre 30 y 35 años. El otro era un poco más joven”.

Al parecer, ambos delincuentes escaparon en un auto donde los aguardaba un cómplice, a pocos metros de la vivienda donde perpetraron el golpe. Recién en ese momento la mujer se reencontró con su pequeño hijo, que se dio cuenta de lo que ocurría y estaba asustado.

Este diario pudo saber en ese barrio que “en los últimos 10 días hubo tres asaltos en viviendas”. La situación instaló el miedo entre sus habitantes. Por eso, patrulleros y hasta un auto particular con el jefe del servicio de calle de la comisaría 12ª hacen rondines en el lugar.