Identificaron al delincuente muerto en la casa del comerciante de Lisandro Olmos

En la localidad de Bosques, partido de Florencio Varela, vivía José Damián Igarzabal, de 25 años. Ese joven, según informaron calificadas fuentes policiales a este diario, fue el delincuente que resultó herido de muerte en el asalto a la casa del comerciante de Olmos, Hugo Mollo, ocurrido en la noche del último viernes.

De acuerdo a la documentación oficial, no contaba con antecedentes penales registrados.

Su casa se encuentra situada en la calle Vergara entre Morón y Merlo, en un sector muy humilde pegado a la ruta 2.

Tampoco tenía ocupación fija. “Era changarín”, mencionó una persona con acceso a la causa, aunque ahora, a la luz de los acontecimientos trágicos, “se intenta determinar desde cuándo estaba vinculado al delito y con quiénes se movía”, agregó el mismo vocero.

Como se sabe, un balazo le destrozó el cráneo. Y si bien lo llevaron de urgencia hasta el hospital de Melchor Romero, los médicos no llegaron a asistirlo. Estaba muerto.

Respecto del autor del impacto letal, los peritajes serán los encargados de resolver todos los interrogantes.

La principal hipótesis es que pudo haber sido uno de sus cómplices, quien falló de blanco al intentar matar al dueño de la vivienda.

Mollo y, el ladrón baleado, estaban en una especie de desnivel, desde el cual se accede a la habitación de la víctima. Y como la trayectoria del proyectil -que le pegó en la nuca- habría sido de arriba hacia abajo, “sería muy difícil que el comerciante haya sido quien le efectuó ese disparo”, conjeturó un pesquisa en diálogo con EL DIA. “Igual habrá que esperar los informes técnicos”, comentó

Ahora todas las diligencias apuntan a identificar al resto de los integrantes de la banda que, según se sospecha, podría tener un componente policial, en actividad o exonerado, ya que uno de los delincuentes utilizaba una gorra con una inscripción de la fuerza de seguridad.

De todas formas, Igarzabal “no tenía nada encima. Sólo 100 pesos y un cigarrillo de marihuana. Por eso será difícil localizar rápidamente a quienes lo acompañaban. Pero ya estamos trabajando sobre eso. Al saber quién fue uno de los responsables del asalto, superamos el primer obstáculo”, se explicó.

De acuerdo al testimonio de Lidia (67), la mujer de Mollo, mientras se encontraba leyendo en una de las habitaciones de la finca, situada en la ruta 36 entre 46 y 47, sintió como una explosión.

“Salí al living asustada y me encontré con los ladrones. Habían roto la puerta de entrada”, relató.

El comerciante, que estaba en otro sector de la casa mirando televisión, hizo lo mismo. Pero, precavido por tantos episodios delictivos, por los que viene luchando desde hace años, llevaba un arma para defenderse.

“Está declarada y en regla”, aclaró Cecilia (34), su hija.

Al parecer, Mollo la usó. Pero todavía no se sabe si disparó primero o si respondió a una agresión.

Lo cierto fue que, a partir de ese momento, se desató un vendaval de unos 10 balazos, que rebotaron por todos lados. ¿El saldo? El ya conocido por todos.