La política, al ritmo de las bóvedas y la plata sucia
| 15 de Junio de 2016 | 03:02

Por MARIANO PEREZ DE EULATE
Las montañas de dólares y euros descubiertas a José López están destinadas a causar un impacto significativo en la política argentina. Al menos a corto y mediano plazo. Más incluso que los videos de la financiera La Rosadita, donde gente del entorno del empresario Lázaro Báez contaba moneda extranjera sin inmutarse.
Ahora ya no son filmaciones de seguridad provistas por anónimos justicieros. Se trata de dinero presumiblemente “negro”, mostrado en vivo y en directo. La brutalidad de las imágenes difundidas ayer por la generosidad televisiva, con los bolsos repletos de fajos, agigantaron la obscenidad de la supuesta corrupción que hay detrás de esa fortuna.
Los videos de la Rosadita indignaron a la audiencia pero, en definitiva, no aparecían en ellos ex funcionarios públicos. “No es delito contar plata”, se dijo aquella vez desde las usinas defensoras de la gestión kirchnerista. Pero ahora, una de las dos personas más importantes que manejaron la sospechosa gestión de las obras públicas en los dos últimos gobiernos justicialistas, directamente fue capturada con las manos en la masa. Queriendo esconder el dinero físico, según la denuncia del oficialismo actual.
“No se puede entender”, se sinceró el presidente Mauricio Macri cuando transmitió la novedad a su gabinete, reunido como todos los martes por temas de gobierno. “Esta gente labura para nosotros”, decía irónicamente a este diario un funcionario provincial poco antes de entrar a una reunión con María Eugenia Vidal, donde se analizó el tema. Había sido Vidal la que le avisó la novedad al jefe de Estado, también muy sorprendida, luego de que el ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, le diera detalles.
La alianza Cambiemos encontró, de repente, una columna argumental para relanzar su discurso ético y de lucha contra la corrupción (que tiene en la diputada Elisa Carrió, histórica denunciante de la gestión anterior, a su más valiosa vocera)
En efecto, a los gobiernos nacional y provincial el episodio les viene como anillo al dedo y ayer se hacían esfuerzos notables por ocultar la alegría que causó. Es que, aunque de baja exposición mediática durante la última década, el ahora detenido López es un verdadero “pez gordo” del kirchnerismo/cristinismo. Un sector que ya venía siendo investigado por el manejo de los fondos nacionales en obras públicas en la causa por la que está preso Lázaro Báez y además contabiliza tras las rejas al ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime.
Obras Públicas, Transporte y Energía. Un trípode por donde pasaron fondos millonarios en las gestiones de Néstor y Cristina y que han virado a pesadilla. Nerviosismo debe respirarse en las cercanías de Roberto Baratta, el otro número dos de bajo perfil que tenía el ex ministro Julio de Vido en Infraestructura pero para manejar las cuestiones energéticas.
El “regalo” de López, de indiscutible valor periodístico, llegó acaso en uno de los momentos más difícil del gobierno macrista: en medio del indisimulable descontento social por las boletas que ya llegan con el aumento de tarifas; con la inflación desacelerando su crecimiento pero no controlada; con las idas y vueltas dubitativas en muchas decisiones de gestión y con las versiones de movidas levantiscas en el conurbano bonaerense.
La alianza Cambiemos encontró, de repente, una columna argumental para relanzar su discurso ético y de lucha contra la corrupción (que tiene en la diputada Elisa Carrió, histórica denunciante de la gestión anterior, a su más valiosa vocera) en momentos en que esa prédica trastabillaba por la muy desprolija forma en que los principales funcionarios del gobierno explicaron su patrimonio, acá y en el extranjero.
Fue Ritondo, a modo de adelanto, quien ayer habló de la “integridad moral” de los cuatro policías bonaerenses –dos hombres y dos mujeres jóvenes- que supuestamente no aceptaron un soborno de López a cambio de hacer la vista gorda. Habrá que creerle.
Para el peronismo en general, también fue un bombazo. López fue candidato en la última boleta del Frente para Victoria como parlamentario del MERCOSUR. A pesar de eso pudo ser apresado porque esos diputados no gozan de inmunidad de arresto, de acuerdo a un reciente fallo judicial. Ayer, desde el FPV llegó el inevitable repudio. Eso sí: les faltó nombrar al detenido en el comunicado difundido. El PJ Tucumán, del que López era vicepresidente segundo, también decidió su desplazamiento. Para el kirchnerismo más puro y duro, sin dudas, es un golpe que probablemente lo alejará más de la estructura formal del partido.
Se adivina que, en su etapa de reconstrucción post derrota electoral, el justicialismo activará los mecanismos internos de auto depuración para alejarse lo más posible de episodios grotescos como el de ayer, que lo emparentan con lo peor de la política. Para los peronistas que buscaban directamente reducir el cristinismo a una expresión marginal del partido, el episodio de López no hizo más que darles un argumento. Anoche, un dirigente importante del PJ, que aún habla con Cristina, se quejaba. “Pasamos de denunciar el ajuste brutal de Macri a tener que explicar esta barbaridad”.
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