“Tengo un entendimiento innato de aquello que aterroriza a la gente”
| 19 de Junio de 2016 | 02:09

James Wan lleva años con la etiqueta de “maestro del terror”, ganada a pulso con títulos como “El juego del miedo”, “Insidious” o “El conjuro”, cuya secuela se estrenó el jueves en Argentina y se llevó la taquilla en nuestro país y también en Estados Unidos.
“Es un honor que me vean así”, confesó el cineasta de 39 años, nacido en Malasia y criado en Australia. “Lo que me resulta divertido es que haya quien aún me conozca como ‘el nuevo maestro del terror’, cuando llevo haciendo esto trece años”, añadió.
“Entiendo la necesidad de la gente de etiquetarte. No es malo” precisó el cineasta. “Significa -opinó- que haces algo realmente bien y que te conocen por ello. Mi reto ahora es demostrar que no solo soy un maestro del terror, sino un maestro del cine en su conjunto. Veremos si ocurre”.
“El conjuro”, sobre el drama de una familia que experimenta una serie de fenómenos extraños tras mudarse a una casa en las afueras de Rhode Island, sorprendió a todos en 2013 con 318 millones de dólares en taquilla.
“Si el espectador se ve reflejado con lo que ve en la pantalla, eso hace que los sustos y el terror sean más potentes. Yo mismo me uso como barómetro. Me gusta pensar que si me asusta a mí, es probable que a la gente también”
La clave de aquella cinta residía, entre otros aspectos, en la química de la candidata al Óscar Vera Farmiga, en la piel de la investigadora de lo paranormal Lorraine Warren, y Patrick Wilson, quien encarna a su esposo y ayudante, Ed.
En esta segunda entrega, el matrimonio viaja hasta el norte de Londres para ayudar a una madre soltera con cuatro hijas, residentes en una casa acosada por la presencia de espíritus malignos, una situación basada en los hechos reales del caso Enfield, originado en Inglaterra entre 1977 y 1979.
“Para mí ha sido como volver a casa”, dijo Wan, que tras una carrera dedicada al género de terror se lanzó en 2015 a las grandes producciones de Hollywood con “Rápido y furioso 7”, la sexta película de mayor recaudación en la historia, con más de 1.500 millones de dólares. Además, fue señalado para dirigir “Aquaman”, que verá la luz en 2017.
“Es bonito volver a esta saga”, dice Wan sobre “El conjuro 2”. Me lo paso genial con todo el equipo. Volver a visitar estos personajes es algo que tenía ganas de hacer”, valoró el cineasta que en la cinta vuelve a demostrar su destreza con la cámara, permitiendo al espectador adentrarse en el escenario mientras recorre con su lente todos los ángulos imaginables del interior de la casa embrujada.
MANIPULADOR
Para Wan, la clave de orquestar una memorable escena de terror, como la de las escondidas y las palmas en la primera parte o el cuadro que cobra vida en esta secuela, parte siempre del guión. Pero afirma que confía en su propio instinto para saber cuándo una secuencia da realmente pavor.
“Tengo un entendimiento innato de aquello que aterroriza a la gente en una película, pero en parte se debe a que miro las cosas a través de una perspectiva muy común y cotidiana”, explicó el cineasta, que suele subvertir elementos con los que “todos nos identificamos”.
“Si el espectador se ve reflejado con lo que ve en la pantalla, eso hace que los sustos y el terror sean más potentes. Yo mismo me uso como barómetro. Me gusta pensar que si me asusta a mí, es probable que a la gente también”, indicó.
Conseguir esa perfecta mezcla de elementos en la pantalla para controlar por completo las pulsaciones e incluso la respiración del espectador, le ha deparado a Wan ser calificado por muchos críticos como “un gran manipulador”, algo que se toma como un gran elogio.
“Me honra. Recuerdo haber leído hace mucho un libro sobre Steven Spielberg y hablaban de él como un gran manipulador de emociones. Él es uno de mis ídolos. Aspiro a ser cómo él”, confesó.
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