Padres en la era de las pantallas: la vida on-line reformula el vínculo con los hijos

Cono tantas tardecitas, la del último jueves encontró a Federico Vadalá (40) y a su hijo Joaquín (9) frente a la tablet. En esta oportunidad buscaban en Internet la bandera de Chubut, para que Joaquín pudiera dibujarla para la escuela. Esta es, dice Federico, que es docente, una actividad habitual que lo une a Joaquín: la de investigar temas escolares en algún dispositivo, como la tablet, el teléfono inteligente o la computadora. Pero no es la única cosa mediada por un dispositivo tecnológico que padre e hijo comparten. Federico suele bajarle también distintas aplicaciones a Joaquín, la mayoría didácticas, pero también de entretenimientos. Y los fines de semana los encuentra jugando jueguitos en la Play, generalmente interminables torneos al fútbol.

“Es una ceremonia, el momento que más esperamos para compartir en la semana”, dice Federico y agrega que esta es una gran ventaja que la tecnología ofrece hoy con respecto a su propia infancia: “A mi me hubiera encantado compartir un juego así con mi viejo, pero soy de la época de la canchita en el barrio y si mi viejo quería compartir eso conmigo no podía, porque no corría como yo. En cambio acá la tecnología resuelve ese problema, derriba la barrera física y la cronológica y se puede jugar con los chicos de igual a igual. Y compartir este tiempo de juegos te acerca mucho a los chicos y te permite, a partir de ahí, hablar de muchas otras cosas”.

Federico es uno de los padres platenses, que en plena era de la pantallas ve como la vida hiperconectada de todos los días reformula el vínculo con sus hijos.

Es una tendencia que se observa a nivel global a partir del surgimiento de nuevas tecnologías y de la avance de la vida on-line. Y que tiene sus ventajas y sus desventajas, según opinan los expertos.

Entre las primeras destacan que todo lo que sea compartir con los chicos es ganancia y que esto se potencia cuando se habla de pantallas, que se transformaron en un elemento central en la vida de los menores de 18 años.

El compartir con los chicos actividades on line a través de smartphones, computadoras, tablets o televisores inteligentes permite a los padres saber más sobre los gustos y preferencias de sus hijos e incluso educar sobre el uso y los peligros que entraña Internet,

Con todo, los expertos destacan que ese mayor contacto no necesariamente implica una mejor comunicación. Tampoco consideran el compartir actividades on line algo obligatorio para los padres, pero sí entienden ineludible que se incorpore el tema de lo que los chicos hacen en línea a las charlas habituales de la familia.

Mientras tanto, en una nueva celebración del Día del Padre, padres platenses reconocen que son cada vez más las actividades que comparten con sus hijos a través de distintos dispositivos electrónicos.

Y relacionan esa tendencia, no sólo con los avances tecnológicos, sino también con un “cambio de escenario de la vida de los chicos”.

“En mi infancia todavía se crecía en el barrio, en la canchita, en la plaza, jugando con los amigos en la vereda. Ahora, por una cuestión de seguridad, los chicos pasan más tiempo en la casa y se hace más fácil compartir cosas. Y como pasan mucho tiempo conectados y la vida on line es tan importante para ellos, terminás compartiendo mucho a través de dispositivos tecnológicos”, dice Oscar Castro, un papá de Berisso que comparte actividades a través de tablet, smartphones y el televisor inteligente con sus hijos de 5,10 y 12 años.

transformaciones en la dinamica familiar

Para Roxana Morduchowicz, doctora en Comunicación y autora del libro “Los Chicos y las Pantallas” actualmente hay nuevas dinámicas familiares que aparecen a partir del incremento del peso de las pantallas en el mundo de chicos y adolescentes.

“El mundo de un chico de menos de 18 años o menos es un mundo de pantallas. Los estudios existentes dicen que en las casas argentinas hay más pantallas que libros, diarios y revistas de papel. La cultura de los chicos hoy pasa por las pantallas. Hacen todo a través de la pantalla. Están más tiempo con las pantallas que con los docentes y eso tuiene un fuerte impacto en su vida”.

Ese impacto, según destaca Morduchowicz generó una serie de transformaciones para los niños y adolescetes: en su manera de aprender, de entretenerse y de relacionarse con los demás. Entre ellos, con los integrantes de su propia familia.

“Con la expansión de las actividades a través de las pantallas aparecieron nuevas dinámicas familiares”, dice Morduchowicz.

Algunos de los cambios a los que hace referencia la especialistas son los que siguen: las habitaciones de los chicos pasaron a ser universos tecnológicos, con diferentes dispositivos que los mantienen conectados.

Al mismo tiempo, aparecieron en las familias nuevos temas de conversación, relacionados con las pantallas, su uso, su abuso y sus peligros.

“Si para los chicos que crecieron en los ´60, en los ´70 o en los ´80, el tema de conversación era la TV, las horas que se le dedicaban, los contenidos que se miraban, al mismo tiempo que se dedicaba mucho tiempo a consensuar entre los miembros de la familia qué programas mirar, hoy los temas de conversación que aparecen son otros, vinculados con una realidad diferente”, dice Morduchowicz,

En esa realidad diferente, la típica postal familiar de décadas atrás en la que la familia se reunía frente a una única pantalla de televisión quedó en el pasado.

Ahora se vive en los hogares una era de múltiples pantallas (la de las tablets, los smartphones, las computadoras, los televisores inteligentes) en la que el consumo de contenidos se “privatizó”. Las pantallas se mudaron del comedor a las habitaciones y cada miembro de la familia puede acceder a contenidos distintos a través de diferentes dispositivos al mismo tiempo.

¿Qué pueden hacer los padres ante esta situación?

Según Morduchowicz, “lo primero es incorporar estos temas en el diálogo con los hijos; estar al tanto del lugar que tienen las pantallas en la vida de niños y adolescentes y tener en cuenta por dónde pasa la cultura juvenil del siglo XXI”.

Ese, al decir de la especialista es el primer paso, un paso necesario. Si además de eso se comparten actividades en red se pueden obtener más beneficios.

“Compartir una navegación en Internet es fantástico, pero no es requisito obligado. Todo lo que se comparte es ganancia y ayuda sobre todo teniendo en cuenta lo importantes que son las pantallas para los chicos. Da la posibilidad de saber más de los gustos y preferencias de los hijos, pero también ofrece una oportunidad para educar en el uso y los peligros de las redes, por ejemplo”, dice la especialista.

Estas opiniones son compartidas por otros expertos que ponderan las ventajas de compartir actividades on line con los chicos.

Es el caso de la ONG española Padres 2.0, que considera que “la computadora o la tablet son un electrodoméstico más del hogar, por lo que su uso tiene que ser compartido. Compartir la tecnología en familia es una buena manera de darle a los chicos una explicación de aquello que les pueda generar confusión”.

un contacto mas fluido

Oscar Castro tiene 39 años y tres hijos, Evangelina de 5, Micaela de 10 y Santiago de 12 y dice que la tecnología le permite mantener un contacto más fluido con sus hijos, aunque tiene que arreglárselas para buscar contenidos que pueda compartir con los tres.

“Cuando yo era chico, si mi papá quería hablarme salía a la puerta y me llamaba a los gritos. Pero tengo 39 años y era otro momento. Hoy la vida de los chicos cambió de escenario, viven adentro por una cuestión de seguridad y eso permite tener un vinculo más cercano. Los dispositivos tecnológicos también contribuyen. Yo a mi hijo de 12 no lo tengo que llamar a los gritos, le mando un mensaje por whatsapp y estamos permanentemente comunicados”, cuenta.

Del mismo modo, Oscar cuenta que busca contenidos para compartir en el televisor inteligente. Generalmente son películas consensuadas con los tres o música para las nenas más chicas.

“También bajamos aplicaciones de juegos para jugar juntos o algunas educativas. Los dispositivos te dan una buena oportunidad de enseñarles a hacer un buen uso de Internet y alertar sobre los peligros on line”, sostiene.