¿Es mejor arrancar una actividad física solo, en pareja o con grupo de amigos?

Una vez que se tomó la decisión de arrancar con alguna actividad física se vuelve necesario definir cuándo, dónde y cómo. Entre las disyuntivas que se presentan en esta etapa, una consiste en decidir si es conveniente convencer a una amiga, a un amigo o a la pareja para empezar algún deporte juntos o, por el contrario, comprometerse de forma individual.

Aunque sumar voluntades y sentirse acompañado puede sonar tentador e incluso motivar la práctica deportiva, también puede funcionar en sentido inverso si se presenta algún tipo de conflicto en el vínculo o si quien o quienes acompañaban deciden abandonar el entrenamiento.

Por otro lado, las actividades grupales e individuales suelen presentar distintas características. Cada una tiene ventajas, pero también pequeños inconvenientes. La elección dependerá de la personalidad de cada uno y de los objetivos que se plantean al momento de arrancar con el ejercicio.

“Muchas personas buscan realizar alguna actividad junto a su pareja, debido a la falta de tiempo diario para compartir. Esto se da principalmente entre los recién casados, que todavía no tienen hijos”

“La tendencia, dentro y fuera de los gimnasios, es realizar actividad física para reducir el estrés. La mayoría busca aislarse de los problemas diarios”, dice el profesor de fitness Leandro Galeano, y agrega: “Muchas personas buscan realizar alguna actividad junto a su pareja, debido a la falta de tiempo para compartir otros momentos. Esto se da principalmente entre los recién casados que todavía no tienen hijos”.

El especialista en fitness plantea que muchas personas buscan ampliar su campo de relaciones a partir de las actividades físicas que desarrollan: “Buscan un grupo con el cual compartir no solo la actividad física, si no también parte de la vida social. Esto se ve mucho en los gimnasios y fuera de ellos, por ejemplo en los multitudinarios grupos de running”.

En términos generales se puede decir que las actividades grupales aportan el plus de funcionar, también, como un lugar de encuentro y sociabilización. Además, suelen resultar ideales para quienes no disfrutan tanto del ejercicio en sí mismo y son perezosos para ir al gimnasio o al lugar en el cual se realizará la actividad física. Como en la práctica grupal están involucradas otras personas, deben ajustarse a ciertos horarios.

Sin embargo, lo que para algunos puede ser una ventaja, otros lo consideran un inconveniente. Las actividades individuales permiten que cada uno vaya a su ritmo, en cuanto a los horarios y a la intensidad del entrenamiento. Y permite armarse un plan personal de ejercicios basado en las necesidades y objetivos individuales.

“Desde mi experiencia puedo decir que la distracción en las clases no depende de si las personas vienen solas o acompañadas. Esto se relaciona fundamentalmente con la concentración de cada uno y con el nivel de compromiso con la actividad”, afirma Galeano, y asegura que de cualquiera de las dos maneras se pueden obtener excelentes resultados.

“El progreso que puede generar ver a otra persona realizando lo mismo implica una motivación extra que puede llevar a la auto superación del alumno”

El profesor considera que el plus de realizar actividades grupales esta ligado al contagio de energías: “El progreso que puede generar ver a otra persona realizando lo mismo implica una motivación extra que puede llevar a la auto superación del alumno”.

Sin embargo, cuando en las clases hay más alumnos de los recomendados puede resultar contraproducente. Como también la necesidad de mantener durante todo el año un plan de ejercicios al que cualquiera se pueda sumar sin dificultad.

Una tribu de corredores

Roxana del Cid es maratonista y entrenadora de corredores. Plantea que el objetivo de los grupos de entrenamiento trasciende al deporte. “Nosotros decimos que somos una tribu. El entrenamiento nos permite generar lazos. Tenemos nuestra remera, compartimos momentos y espacios. El pertenecer a un grupo es muy motivador para la actividad física”.

Los especialistas coinciden en que para tomar la decisión de arrancar solos o acompañados, en actividades grupales o individuales, es necesario considerar las características de cada uno.

La especialista en nutrición María Cristina Billinger, coordinadora del área en el Hospital Italiano, cuenta que la mayoría de los pacientes que llegan a su consultorio llevan una vida sedentaria y se excusan con la falta de tiempo para justificar la falta de actividad física en sus vidas.

“Mi consejo es que busquen una actividad que les guste. Quizás lo que más los entretiene no es tan efectivo en cuanto al descenso de peso, como pasa con yoga o pilates, pero sí puede estimularlos al cuidado corporal y eso ayuda a que conecten más con el tratamiento nutricional”, dice la especialista.

En cuanto a las personas con algún grado de obesidad, señala que muchas veces no se sienten bien al integrarse a gimnasios o a actividades elegidas al azar: “Generalmente se inhiben frente a los demás. En estos casos veo que funcionan los entrenadores físicos orientados a esa enfermedad y que trabajan de forma individual y personalizada o con grupos de pares”.