Andar por La Plata con un cochecito de bebé, casi una misión imposible

Por el estado de las veredas, las rampas, y la invasión de la vía pública, moverse con los chicos puede ser toda una odisea

Esquivando baldosas flojas y como si se tratara de una carrera de obstáculos, una madre intenta avanzar con el cochecito en el que lleva a su bebé. Trata de sacar la rueda de un pozo, calcula para pasar entre los escombros de una obra y una zanja que se cavó en 18 entre 59 y 58 y cuando al fin llega a la esquina se descarga: “esta no es una ciudad amigable ni con los cochecitos, ni con quien se desplace en sillas de rueda o con bastón”.

Para muchos padres tener que recorrer varias cuadras a pie se ha transformado en verdadero rally, y eso, aseguran, sin distinción de zonas, ni de barrios, porque pasa en pleno centro o en las calles más alejadas del casco urbano.

Incluso muchos jóvenes padres reparan en que ni siquiera las veredas de los paseos públicos, como pueden ser las plazas, están en buenas condiciones.

“Muchas lajas de plaza Moreno están levantadas, tengo que ir haciendo palanca hacia arriba cada dos por tres, decí que el gordo va lo más pancho, pero yo que vengo a pasear al final termino cansada como si hubiera ido al gimnasio”, cuenta Patricia, mamá de Benicio y vecina de diagonal 74 y 56.

Incluso muchos jóvenes padres reparan en que ni siquiera las veredas de los paseos públicos, como pueden ser las plazas, están en buenas condiciones

La madre repara en que desde que nació su hijo notó que muchos edificios públicos y bancos tampoco cuentan con rampas de acceso y cada vez que tiene que hacer un trámite, terminan ayudándola a levantar el cochecito.

Otro de los obstáculos se produce cuando alguna empresa de servicio hace tareas en las calles y se encuentra con una calzada reducida, entonces debe calcular los tiempos del semáforo y el espacio a recorrer para hacerlo de manera segura para ella y su bebé. También es habitual que deban sortear a los automovilistas que paran en los semáforos sobre la senda peatonal y no dejan lugar para pasar.

Si bien las veredas rotas constituyen un gran problema para los padres que andan con cochecitos, advierten que también son obstáculos los vendedores ambulantes que despliegan sus productos en las veredas, las cafeterías que ocupan el espacio público con mesas y sillas y hasta algunos puestos de flores.

“Te das cuenta de todas las limitaciones cuando tenés un hijo y lo tenés que llevar en cochecito de un lugar a otro, cuando era pequeño en algunas oportunidades prefería llevarlo a upa para caminar más rápido, pero una vez me enganché un taco en 48 casi 8 y terminamos los dos en el suelo, por suerte no le pasó nada”, recuerda Micaela Méndez, mamá de Estéfano.

En muchas zonas en donde se levantan edificios las veredas quedan ocupadas por maderas y tachos para reservar el espacio para el descenso de materiales y en esos casos los padres también se ven obligados a caminar por las calles.

Tampoco es sencillo acceder al transporte público porque, si alguna mamá quiere plegar su cochecito y subirse a un micro, se encontrará con que muchos tienen los escalones demasiado altos

Además las raíces de los árboles producen muchos desniveles en la vereda y hasta roturas que hacen preferible cruzarse de vereda o caminar por la calle. De acuerdo al relato de los padres, ese traqueteo al que están sometidos los bebitos platenses a muchos los duerme, pero a otros los sobresalta.

Tampoco es sencillo acceder al transporte público porque, si alguna mamá quiere plegar su cochecito y subirse a un micro, se encontrará con que muchos tienen los escalones demasiado altos o con taxistas que se hacen los distraídos para evitar cargar los coches en los baúles.

Los modelos de cochecitos también inciden en los traslados porque por ejemplo los denominados paragüitas que pesan unos 3 kilos de peso son más maniobrables y aptos para colgar al hombro si uno decide subirse a un micro.

En tanto, los más grandes que pesan casi 10 kilos, son los preferidos de los padres primerizos que buscan el mayor confort para sus hijos, pero a la larga resultan muy aparatosos en el manejo diario.

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