Familia de Tolosa encontró a su perro después de 4 años

Tras una intensa búsqueda, una familia de Tolosa se reencontró con Juan, un labrador que se había escapado en agosto de 2012 cuando el portón de la casa se abrió accidentalmente. 

Para Sabrina Di Rosa, su dueña, fueron 46 meses de búsqueda incesante a través de todos los medios a su alcance. Junto a Ezequiel, su novio, pegaron carteles con la foto del perro y el anuncio de recompensa; publicaron avisos en el diario y armaron un perfil en Facebook para que establecer una red en busca de datos.

“El día que se fue, yo lo había llevado al patio porque estaba limpiando y quería que se secara el piso; pero un dálmata que tenía la costumbre de saltar sobre el picaporte y abrir la puerta, le dio la oportunidad de irse y León, nuestro otro perro lo siguió”, cuenta Sabrina.

El “escape” ocurrió en el lapso de 10 minutos y cuando la pareja se dio cuenta, salió de inmediato a buscar  a los perros. Recorrieron el barrio, preguntaron casa por casa, pero no encontraron ningún rastro.

Sabrina rescata de la experiencia haber conocido decenas de personas que se solidarizaron con su dolor ante la desaparición de Juan.

“A León lo encontramos enseguida, pero por mas que pasaba el tiempo y los años, a Juan nunca dejamos de buscarlo, incluso cada dos por tres soñaba con él”, agrega Sabrina. 

La pareja nunca se desalentó en la búsqueda y como fruto de esa perseverancia, el domingo pasado se produjo el reencuentro.

Una chica había publicado en la página de perros perdidos una foto de uno similar a Juan y Ezequiel compartió la publicación. Estaba en una casa de 18 y 519, desde hacía un par de días; antes había estado un mes en casa de un estudiante y previamente había vivido 6 meses con una señora de 7 y 526.

Sin querer hacerse ilusiones y como tantas veces lo habían hecho en unas 30 oportunidades, Sabrina y Ezequiel fueron al encuentro. Antes de que bajaran del auto, un perro gordo se les acercó, como era de noche se hacía difícil encontrarle la cicatriz, la particular seña de Juan. 

Sin embargo bastó que Sabrina dijera “Juan?” para que el animal se abalanzara torpemente a su encuentro, como queriéndola abrazar, con una mezcla de aullido y llanto.