Advierten que un asteroide podría chocar a la Tierra

El 30 de junio de 1908 impactó uno que equivalió a 185 bombas atómicas. Y podría repetirse.

El peligro de impacto de un asteroide en la Tierra es real. Episodios de esta naturaleza ya han ocurrido en el pasado y, según los científicos, seguirán ocurriendo. Por eso el desafío, según advierten, es contar con la tecnología necesaria para evitar un choque de esas características.

De hecho, hay un proyecto común de la NASA (la agencia espacial estadounidense) y la ESA (la agencia espacial europea) llamado AIDA (The Asteroid Impact & Deflection Assessment) cuyo principal objetivo es el de evaluar la posibilidad tecnológica de que una nave impacte en un asteroide para desviar su trayectoria y evitar el impacto.

“Si bien no hay que ser alarmistas -señala el físico Adriano Campo Bagatin, quien participa en el proyecto de la Agencia Espacial Europea (ESA) y de la Nasa- una sociedad que depende críticamente de las comunicaciones y la tecnología debe estar preparada para intentar poner remedio a cualquier probable impacto de un asteroide”.

EL RECUERDO DE TUNGUSKA

El 30 de junio de 1908, cayó sobre la región de Tunguska (Siberia) un meteorito que, entre otras cosas, arrasó 60 millones de árboles en 2.200 kilómetros cuadrados.

Aquel día, una roca espacial de aproximadamente 37 metros de ancho penetró la atmósfera terrestre y detonó en el cielo, liberando una energía equivalente a alrededor de 185 bombas de Hiroshima.

En recuerdo de aquel episodio, desde hace ya dos años se celebra en todo el mundo el “Día del Asteroide”, una iniciativa de la que participan científicos, astronautas, físicos, artistas o músicos - como el guitarrista de Queen Brian May, quien es astrofísico- que impulsa “usar la tecnología disponible para detectar y rastrear asteroides cercanos a la Tierra”.

Por su parte, una de las misiones del proyecto AIDA, que cuenta con una sonda espacial AIM, de la ESA, y el proyectil DART, de la NASA, es lanzar próximamente ámbos dispositivos en busca de asteroides.

El AIM y el DART se lanzarán, en principio, en 2020, y su objetivo es llegar hasta Didymos, un sistema binario de asteroides, uno de 800 metros de diámetro y otro de 150 metros (éste orbita al primero a una distancia de 1,2 kilómetros). Ambas naves llegarían a este sistema en el 2022. El primero estudiará al asteroide mayor en profundidad, para lo que prevé desplegar una pequeña sonda que aterrizará sobre el asteroide más pequeño.

Por su parte, la misión DART - cuya nave pesa 400 kilogramos- impactará sobre el asteroide más pequeño, choque que se dará a seis kilómetros por segundo con el objetivo de desviar su órbita.

“Esta misión -señala Campo Bagatin- servirá para comprobar si disponemos de la tecnología adecuada para desviar asteroides, pero también ayudará a entender mejor estos objetos que nos dan pistas sobre el origen del universo y probar otro tipo de tecnología, como el sistema de comunicación óptimo láser de AIM”.

“Los asteroides -sostiene el físico- podrían ser insignificantes en términos cósmicos, pero pueden presentar una amenaza para la humanidad si se lo permitimos, pero también nos pueden enseñar mucho sobre la formación del sistema solar y pueden proporcionar valiosos recursos en el futuro”.

Adriano Campo Bagatin
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