La inflación se reduce en forma muy lenta
| 17 de Julio de 2016 | 00:16

El primer semestre del año terminó con una inflación muy alta, pero con tendencia a la baja, según los datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), que estimó la variación del costo de vida de junio en 3,1 %, dato que implica una desaceleración de 1,1 puntos respecto a las cifras de mayo.
Según un trabajo de la consultora Management & Fit, la ausencia de nuevos incrementos tarifarios, la recesión inducida por la pérdida de poder adquisitivo durante la primera parte del año y los efectos de la política monetaria (operando a través de los canales crediticio, de expectativas y, sobre todo cambiario) son los factores que explican la leve desaceleración de la inflación.
Con miras al segundo semestre, la moderación gradual de precios debería continuar y, de no mediar sorpresas, eventualmente podría perforar el piso de 2% mensual, estima la consultora.
Ello se refleja no sólo en las expectativas de los analistas de acuerdo al Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), que publica los pronósticos de diversas consultoras (ver gráfico) sino también en las de la población en general.
ESTIMACIONES
Estimaciones alternativas muestran un panorama similar. De acuerdo al IPC relevado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires los precios al consumidor se incrementaron un 3,2 % en junio (47,1 % anual) frente al 5% de mayo, mientras que el promedio de estimaciones privadas publicado por el Congreso arrojó una inflación mensual de 2,9% (45% interanual), en contraposición con el 3,5 % del mes anterior. Los índices de Córdoba y Mendoza arrojan resultados similares. A grandes rasgos, los índices coinciden en el comportamiento a nivel general y muestran dinámicas parecidas en el desagregado.
ALIMENTOS Y BEBIDAS
Los rubros de mayores aumentos fueron alimentos, salud (prepagas) y vivienda (agua y expensas).
Al mismo tiempo, la inflación subyacente no se redujo. A pesar de que el nivel general de precios se desaceleró entre un mes y otro, la inflación núcleo, que excluye de la medición a los bienes regulados y estacionales y representa casi el 70% de la canasta total, subió levemente.
En rigor, para el Indec pasó de crecer un 2,7 % en mayo a un 3 % en junio, mientras que para la Ciudad de Buenos Aires aumentó de 3,3 % a 3,6 % (segunda aceleración consecutiva).
Al margen de las posibles explicaciones (la Ciudad asocia esta aceleración a las subas relacionadas con los servicios de salud), este resultado dispara ciertos interrogantes respecto a la política monetaria, embarcada las últimas semanas en un ciclo de recortes de tasa. De acuerdo a las definiciones del propio Banco Central la inflación subyacente es un factor clave para señalar la evolución de los precios internos y evaluar los efectos de la política monetaria.
Que las estadísticas oficiales choquen de frente con el análisis que la entidad hizo durante junio genera dudas respecto al criterio utilizado para decidir los movimientos en la tasa de referencia, que en forma oficial está alineada a la evolución de la inflación núcleo.
En tanto, las expectativas de inflación se mantienen a la baja. De acuerdo al Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), que publica los pronósticos de diversas consultoras, la inflación minorista convergerá en torno a 1,6% mensual hacia fin de año.
Este es uno de los factores fundamentales que impulsó el progresivo recorte de tasas de las últimas semanas.
Mientras la marcha esperada de los precios se ubique por debajo de la tasa nominal de interés fijada por la autoridad monetaria para ese período, la tasa real será positiva y, por ende, la política monetaria mantendrá un sesgo contractivo.
LA POLITICA MONETARIA
A pesar de las expectativas favorables el Banco Central extremó la cautela en su política monetaria (ver aparte).
Si bien se reconoce que los datos de alta frecuencia (semanales) muestran una desaceleración de la inflación y que las expectativas están alineadas en ese sentido, justifica el mantenimiento de la tasa de referencia en las señales mixtas recogidas por la inflación subyacente.
En pocas palabras, frente a las señales de los datos oficiales (CABA e INDEC) esta semana decidió no arriesgar y resguardar su incipiente credibilidad en la lucha contra la inflación.
Tomando una analogía deportiva, el proceso de caída de la inflación es una carrera de resistencia, no de velocidad, con lo cual al Banco Central le convendría mantener la perspectiva de largo plazo y evitar riesgos innecesarios o, en el peor de los casos, sería contraproducentes.
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