Golpearon a una almacenera en otro brutal asalto en Villa Castells

Era uno de esos momentos del mediodía, a mitad de camino entre el trajín de la mañana y el sopor del horario de la siesta, en el que dos delincuentes salieron por Villa Castells para ver en dónde podían robar. Cuando llegaron a 7 y 501 frenaron su moto, volvieron marcha atrás y fueron a amenazar a la dueña de un autoservicio.

Así comenzó el asalto, sucedido ayer, en el que a la mujer la sometieron durante varios minutos, a pesar de que ella nunca amagó con resistirse.

Algunos vecinos contaron que en el momento del robo no había clientes, y que por eso los ladrones se envalentonaron. Trascendió que uno de los encapuchados corrió para evitar que la víctima los dejara afuera. En ese interín le apuntó con una pistola y la martilló frente a sus ojos.

“Metete y dame toda la plata”, le ordenaron a la comerciante, que evitó hablar del mal momento que le tocó padecer.

Los ladrones al parecer pretendían apoderarse de cantidades importantes de dinero, algo que en ese almacén de barrio no había. Uno de ellos le revisó el delantal a la mujer y comprobó que sólo tenía algo de plata en cambio.

Además le exigió su celular, pero ella le habría dicho que no tenía. El delincuente, entonces, comenzó a perder la paciencia y “se puso cada vez más nervioso”, relataron en la zona.

“SACADOS”

El delincuente “ya estaba sacado” y le ordenó a la comerciante que se tirara al suelo. Así continuó con los maltratos: le pegó algunas patadas en el cuerpo y le volvió a apuntar. Esta vez también gatilló el arma, sin alcanzar a disparar. Todos los que hablaron con ella coincidieron en que “pasó un muy mal momento”.

Corrían los minutos y su cómplice también se impacientó. Por eso entró al almacén y continuó revisando detrás del mostrador, como si fuera a encontrar algo valioso y escondido.

Un cliente llegó a hacer compras y se dio cuenta de lo que pasaba. Los asaltantes notaron esa presencia y decidieron fugarse. Por un par de cuadras, los dos huyeron por calle 7 en dirección ascendente, con ese testigo que los persiguió en su auto para atraparlos.

Sin embargo, los motochorros fueron escurridizos. En cuestión de segundos nadie los pudo ubicar por la zona. Tampoco los policías que fueron convocados vía 911 cuando apenas había pasado muy poco del robo.

En el archivo figuran otros asaltos en ese local, aunque el de ayer fue el primero de 2016. Otra mujer que trabaja en la zona fue drástica en su análisis: “Los ladrones pasan, miran el movimiento y roban. Y los comerciantes siempre estamos en el ojo de ellos”, aseguró.