Sólo 4 milímetros de lluvia no deberían provocar anegamientos en la Ciudad

Anteayer no hizo falta que cayera una lluvia de mucha intensidad, para que numerosas esquinas de la Ciudad se vieran completamente anegadas. Con sólo 4 milímetros de lluvia caída en esa jornada, muchos cruces de calles se convirtieron en lagunas y los peatones tuvieron que realizar verdaderos malabares para poder cruzar de una vereda a la otra, tal como lo reflejó una nota publicada ayer en este diario.

En numerosas oportunidades se vino advirtiendo desde esta columna que las inundaciones y anegamientos que se registraron en los últimos años en nuestra ciudad –algunos de ellos, de características catastróficas como el ocurrido el 2 de abril de 2013- según señalaron los especialistas, no respondían exclusivamente a la falta de arroyos aliviadores que estuvieran en condiciones de recibir los excedentes de agua del casco urbano.

Se indicó que las causas eran varias, sumándose a la de la ausencia de grandes canales de desagüe en la periferia –un tema que ahora está siendo atendido por las obras hídricas que se realizan en la cuenca del arroyo El Gato- sino a la progresiva impermeabilización de los suelos platenses, por el crecimiento poblacional, y a la falta de trabajos de desobstrucción de las redes de desagües pluviales. Pero también incide, tal como se ha señalado, la falta de desmalezamiento y perfilado de las zanjas existentes en localidades de la periferia.

Este problema fue planteado por los expertos a principios de la década del 80, cuando en una decisión que tomó por sorpresa a La Plata, desde la Provincia se decidió municipalizar el servicio de desobstrucción de desagües pluviales –que correspondía a la órbita de la órbita de la entonces Obras Sanitarias- sin cederse a la Comuna, entonces, ninguna de las grandes máquinas desobstructoras que realizaban la tarea de mantener despejadas a esas redes.

Son también válidos y dignos de la mayor atención los reclamos formulados por vecinos, en el sentido de que es costumbre que, desde muchas obras en construcción, se arrojen materiales sobrantes en forma desaprensiva, aunque también se sabe que muchos frentistas suelen levantar las tapas del sistema ubicada en las esquinas y arrojar allí las bolsas de residuos, hasta bloquear por completo las redes.

Además de éstos y otros indicios demostrativos de que influye una suerte de desidia crónica en lo que debería ser una política de limpieza y mantenimiento constante de las redes, existe asimismo un no lejano relevamiento hidrológico y ambiental desarrollado por expertos de la Universidad Nacional de La Plata, que mencionaron no sólo la necesidad de realizar obras de gran envergadura para garantizar un buen funcionamiento del sistema del arroyo El Gato -que es el gran colector de aguas del distrito- sino la de respetar y volver eficientes a los desagües pluviales de muchas zonas.

Las inquietudes vecinales, basadas en las experiencias vividas en los distintos barrios, debieran ser cuidadosamente ponderadas por las autoridades. Más allá del progreso, que no tiene por qué detenerse, es preciso que hablen los expertos en cuestiones de hidráulica para que brinden sus aportes, siempre teniendo en mira el plan directriz de obras que en materia hídrica viene faltando en nuestro distrito y, ante cuya magnitud, no pueden faltar los recursos técnicos y financiero que el Estado provincial debería brindar.

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