Los entrenadores del sexo empiezan a ser una tendencia

Las parejas que sienten que su vida sexual está estancada, que se aburren a la hora de hacer el amor, o simplemente quieran innovar, puede recurrir al  sexcoaching o entrenamiento sexual, una práctica que promete entre sus beneficio potenciar el rendimiento para maximizar la práctica amatoria.

Generalmente el primer paso de estos talleres es una prueba de sexualidad que evalúa aspectos como la autoestima, el conocimiento y el deseo de cada individuo. De esa forma es posible definir cuáles son las deficiencias que se presentan en la vida en pareja.

Las sesiones incluyen consejos sobre cómo manejar las partes genitales de su pareja, con ejemplos sobre modelos de la vagina o el pene, e incluso algunos entrenadores ofrecen clases con modelos en vivo para que la enseñanza sea más clara. El aprendizaje de las técnicas y las tácticas es clave para lograr alcanzar los objetivos a los que el programa pretende llegar.

La posibilidad de avanzar sobre esta “educación” crece en la medida en que se superan los tabú en torno a la educación sexual. Dejar atrás el círculo vicioso entre los padres de familia y los docentes.

La nueva tendencia en la enseñanza sobre sexo busca que más allá de los métodos anticonceptivos y los embarazos no deseados se hable también de valores, responsabilidad y placer. En este último aspecto es en donde los entrenadores sexuales fomentan su trabajo.

La idea es descubrir y comunicar fantasías eróticas, ofrecer métodos lúdicos que involucren el deseo y aumentar los encuentros sexuales.

LE PUEDE INTERESAR

Beneficios y consejos para tener un buen “rapidito” con tu pareja

LE PUEDE INTERESAR

La emergencia alimentaria alcanza a 56 millones de personas

Los entrenadores del sexo prometen que al concluir los talleres, las parejas o las personas, van a tener relaciones más satisfactorias, gozarán de una mejor conexión con su pareja e incluso reducirán las probabilidades de infidelidad ya que, supuestamente, la pareja cumplirá todos los sueños eróticos.

Ahora ¿es posible que el aprendizaje se práctico y que mientras realizas el acto sexual una persona merodea dando instrucciones o marcando correcciones. Esta no es sino una de las metodologías, la más explícita sin duda, de las que se valen estos profesionales de la sexología. Contratarlos es el resultado de un acuerdo mutuo de la pareja, conscientes ambos que tienen un problema de comunicación en el apartado sexual. Es decir, un sex coach no sirve para aliviar trastornos sexuales, ni patologías o disfunciones.  

Entre sus tareas está ayudar a mejorar la vida sexual de sus clientes y que estos obtengan mayor satisfacción en sus relaciones íntimas. También, asistir a las parejas para que el sexo deje ser algo rutinario. Tanto es así que estos pseudogurús de las relaciones íntimas ayudan en el desarrollo de nuevas técnicas sexuales para evitar la monotonía a la hora de practicar sexo.

“Las clases” que ofrecen estos entrenadores sexuales son más teóricas o prácticas dependiendo de lo pudorosas que sean las personas o parejas que acudan a ellos. Así, hay sesiones en las que se limitan a brindar consejo que, posteriormente, se deben trabajar en la intimidad. Pero también ofrecen apoyo durante la ejecución del coito. Esta asistencia la realizan vía telefónica, empleando Skype, o personificándose en la escena donde tiene lugar el acto sexual. En este caso, hay que resaltar que el sex-coach no interviene, ni participa físicamente en la acción.