Revive en un juicio oral el infierno de una mujer que conmovió a la Ciudad

Por 

Diego Dipierro

Jorge Martínez Poch (53) está preso desde que se supo que mantuvo a su pareja cautiva por 45 días en los que la habría sometido a toda clase de torturas como golpes, violaciones y un encierro forzado. Vanessa Rial (41) conoció ese infierno y todavía se lo acuerda. En forma de pesadillas y en el rechazo que llegó a sentir por la sola posibilidad de volver a estar en pareja, pero también en el nuevo rumbo que le dio a su vida profesional. En el medio de este renacimiento, tendrá que revolver en ese pasado cercano a partir del lunes, cuando empiece el juicio por el caso.

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En la mente de ella se juega una pulseada constante: “Es una lucha interna. Se puede creer que uno va a poder salir adelante, aunque sigue el recuerdo de estos años, que fueron muy difíciles. Estoy tratando de sobrellevar día a día lo que me pasó y las heridas se van curando con el tiempo. Lo importante es que pueda haber justicia y que otras personas no sufran lo mismo que yo”.

El lunes empezará el juicio (ver aparte) y Vanessa todavía no puede contemplar la posibilidad de verlo siquiera: “Le tengo un miedo feroz y tengo sueños. Si bien tomo medicamentos, no vivo en paz”. Tenerlo enfrente significaría revivir cada grito, golpe y ataque de los que padeció en septiembre de 2013, cuando convivió -primero porque quiso y luego porque la obligaron- con Martínez Poch en el departamento de él, en 23 entre 58 y 59. “Su estado era deplorable”, resumían una y otra vez los policías que la asistieron y el propio fiscal Marcelo Romero, encargado de la instrucción de la causa.

El ingeniero de sonido permanece preso en la Unidad Nº 9, la misma donde quedó detenido luego de que nadie le creyera cuando intentó desligarse de las acusaciones. No sólo por haber atacado a su ex pareja, sino también a sus dos hijas, a las que también las habría sometido sexualmente. Mientras espera el arranque del debate oral y público, la abogada revive su historia en una entrevista con EL DIA.

- ¿Cómo empezaste a reconstruir tu vida cotidiana?

- Es algo bastante lento, se trata de salir adelante día a día, con el apoyo de los que siempre estuvieron y estando rodeada de buena gente.

- Cuando Martínez Poch era tu pareja hiciste la denuncia, pero no te escucharon. ¿Qué cambió respecto de eso?

- Ahora se le da mucha más importancia a los casos de abuso y violencia de género. La comunidad tomó consciencia. Hace unos años era muy difícil que alguien se animara a denunciar. Mi trabajo, que depende de la Municipalidad, consiste en ir a los barrios, ayudando a las personas que están con historias parecidas a la mía. Además, la gente se identifica conmigo. Es muy común que me paren en la calle, llorando, para decirme que a una hija le pasó algo parecido y que gracias a mí pudieron denunciar, o tuvieron el coraje de irse de la casa.

- ¿Con qué tipo de situaciones te encontrás?

En general, de mucha violencia psicológica, física y también económica: muchas mujeres que se quedan al lado de hombres soportando golpes, insultos y maltratos porque no tienen adonde ir con sus hijitos. Mujeres que no tienen trabajo, se dedicaron a criar a los nenes y no tienen estudios. La vida no les dio esa posibilidad. Entonces, quedaron en un callejón sin salida. Uno le aconseja distintas alternativas y eso es bien tomado. La gente se conforma con que la escuches. A lo mejor una palabra sirve para llevarles calma o darles valentía.

- Es una responsabilidad cumplir esa función.

- Sí, porque para ellas soy un referente. Me llegan cartas y regalos de todo tipo. En estos tres años no recibí siquiera un insulto. Es algo que me hace muy bien.

- ¿Cómo llevás adelante tu vida social?

- Una no vuelve a ser la misma, es muy difícil sonreír. Tengo a mis amigos siempre al lado y las salidas son muy tranquilas, como ir a cenar o al cine. Pero ando con un poco más de temor en la calle, con mucho más cuidado.

- ¿Estás en pareja?

- Después de dos años de mucho dolor, sufrimiento y de casi no salir, conocí a un buen hombre, con el que empecé una relación hace menos de un año. Para él no es fácil estar con una mujer que pasó por esta situación. Tal vez en algún futuro podamos convivir. Ahora pude por lo menos encaminarme y tratar de tener una pareja. Es muy difícil estar al lado mío.

- ¿Volverías a la abogacía?

- Sí, me interesa. Esto es como un stand by, tengo que superar una etapa. Voy a ser una persona nueva, pero primero tengo que cerrar un ciclo. 

- ¿Cómo entendés todo lo que te pasó?

- Creo que todo esto va a servir, porque fue una prueba que Dios me puso en el camino.