"Bienvenidos al Infierno" dicen los policías y bomberos de Río de Janeiro

"Bienvenidos al infierno"; así recibieron los policías y bomberos de Río de Janeiro a las personas que arribaron al aeropuerto de dicha ciudad. ¿El motivo? Denunciar la precariedad de sus condiciones de trabajo a un mes del inicio de los Juegos Olímpicos. 

"Welcome to Hell" (Bienvenidos al infierno) decían alguna de las pancartas que portaban los oficiales, en una especie de mensaje cifrado sobre el tenso estado que se vive en la masiva ciudad brasileña. Otras eran un tanto más obvias; "policías y bomberos no reciben salarios y cualquiera que visite Río no estará seguro". O más cruentas, como la que rezaba: "No se preocupe, en Río solo 54 policías fueron asesinados en este año olímpico"

Apostados en la terminal 2 del aeropuerto internacional de Río, los agentes de Policía y Bomberos sorprendieron a los turistas recién llegados al país vecino. Algunos de los oficiales alzando pancartas con mensajes del estilo ya mencionado, otros mostrando muñecos manchados con tinta roja. 

Los motivos de esta protesta, afirmaron diversas organizaciones sindicales, es que en muchas de las delegaciones de la policía del estado de Río no hay agua, ni tinta para impresoras, ni siquiera papel higiénico. Incluso los recortes alcanzaron al uso de patrullas y de helicópteros utilizados en tareas de seguridad. 

Previo al reclamo, fue el gobierno de Río de Janeiro el que declaró estado de "calamidad pública", debido a la imposibilidad de hacer "costear" el pago de los funcionarios y los compromisos que fueron contraídos de cara a las Olimpiadas, a menos de un mes de su comienzo. 

Fue tras estas declaraciones del gobierno carioca que las autoridades federales decidieron desembolsar cerca de 850 millones de dólares en pos de evitar la "vergüenza internacional" -definido con estos términos por un alto funcionario brasileño- que significaría afrontar las Olimpíadas en estas condiciones.

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Río será la sede de los Juegos Olímpicos y Paraolímpicos, que se realizarán a lo largo de en agosto y septiembre. Según estimaron los organizadores de este evento masivo, la ciudad carioca recibirá más de un millón de turistas, de los caules la mitad serían extranjeros.