“De chica lo denuncié y me trajo a las patadas”
| 8 de Julio de 2016 | 02:05

“¿Por qué mis hermanos, por qué mis hermanos si tenía problemas con mi mamá...?”, se preguntaba ayer Daniela Vecino sin esperar que nadie le respondiera. Nadie podría, aunque quisiera. Ella es la hija mayor de Roberto Vecino (57), el hombre que en 10 minutos mató a su ex mujer, Marta, a sus hijos Roberto, Rosa y Etelvina, y a Roberto Córdoba, un vecino que intentó evitar la tragedia; y luego se ahorcó. Daniela recordó que “mi papá siempre tuvo violencia con mi mamá desde que recuerdo. Yo me fui de mi casa a los 16 tal vez para no seguir criándome en ese entorno”.
La mujer vive con sus dos hijos, y, a partir de ahora, también lo hará con su tío discapacitado, quien estaba bajo la tutela de su madre, y con el único de sus cuatro hermanos que sobrevivió a la masacre. El nene sufre de epilepsia y se salvó porque estaba en el colegio. Ella y un equipo de psicólogos analizaban cómo contarle lo que había pasado a las 9 de la mañana de ese día.
“Las agresiones fueron de toda la vida”, reveló Daniela. Según dijo, ayer “me llamaron para avisarme que algo grave había pasado, pero como siempre discutía con mi hermano Roberto pensé que era eso. Le dije: ‘Siempre hay problemas’”.
Vecino estaba medicado porque sufría problemas psiquiátricos. “Mi papá ha hecho muchas cosas que hacían suponer que podía pasar algo así, pero pocos lo dieron por importante”, aseguró Daniela, antes de detallar un episodio que refleja claramente de qué habla: “El apuntaba a la cabeza de mi mamá con un arma cuando yo tenía 9 años. De chica fui a la comisaría y me trajo a patadas porque lo denuncié”.
La chica confirmó que la violencia era moneda corriente en el seno de su familia. “Nos maltrató siempre, nos pegaba con una manguera... No pasó antes porque no sé... Cuando tuve la posibilidad de irme lo hice. Mi papá nunca me lo perdonó, yo era la oveja negra”.
Una de sus hermanas también intentó alejarse, pero no pudo. “Mi hermano Roberto nunca tuvo la chance de conseguir un buen trabajo, y una de mis hermanas se había ido a vivir a Mar del Plata pero volvió porque extrañaba a mi mamá -ellas eran muy compañeras- y a mis hermanos”, relató, antes de rematar: “Mi mamá le tenía terror, no miedo”.
La joven detalló que Marta y Roberto compartían la misma propiedad, aunque no convivían todo el tiempo. “La separación llevaba un tiempo, se acomodaban y después se volvían a separar”. Dijo que su padre “no se arrepentía (del maltrato), era todo con naturalidad y los que lo veían pensaban que era bueno”. Lo que detonaba su furia, según la hija, era que “no hicieras lo que él quería”.
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