Histórica jornada en el Bosquecito

Por primera vez en la historia, el plantel profesional de Gimnasia entrenó en el Bosquecito. El predio de Berisso fue una fiesta para chicos y grandes, con calor y color.

     No fue una práctica más. Fue una muy linda iniciativa, darle una mano al fútbol infantil (con un bono de 50 pesos para comprar indiumentaria) y acercar a los jugadores al pueblo tripero. Cerrados los amistosos en Abasto -una pena- esta tarde sirvió para que los hinchas tuviesen fotos y autógrafos, para que los jugadores se acerquen al pueblo tripero, para que Chirola, Licht y Niell ratifiquen una vez más el idilio con el triperío.

     Fue un entrenamiento más. Entrada en calor, tácticos en defensa y ataque, tareas físico-técnicas. Hasta ahí, nada demasiado atractivo para los 1500 hinchas que se acercaron al Bosquecito, porque la idea era no modificar el entrenamiento a una semana del partido por la Copa Argentina. Pero después, llegó un juego propuesto por Gustavo Alfaro en el que los jugadores tenían que tocar la pelota con la seguidilla pie-mano-cabeza (ej centro con el pie, compañero que agarra la pelota con la mano y la pasa, para que otro compañero cabecee) y ese juego -broma incluída con Ramos- más las firmas más los nenes sacándose fotos por casi un ahora, terminaron redondeando una muy linda tarde.

     Gustavo Alfaro, que como chico rafaelino no tenía esta posibilidad de codearse con futbolístas profesionales, impulsó, valoró y disfrutó la iniciativa. Lucas Licht fue el nexo, como capitán y papá de uno de los nenes del fútbol infantil. A Chirola Romero lo asaltaron todos los recuerdos de cuando el Bosquecito empezaba, cuando era un terreno yermo, muy lejos de ese edén que es hoy, parafraseando a Marcelo Ramos ("El Bosque es el paraíso, el Bosquecito es el edén"). Porque todos los hinchas deben entender que ahí nace todo, que la fábrica empieza en las infantiles, sigue en las juveniles y termina en Primera. Que para evitar salir a incorporar jugadores a tontas y a locas, hay que potenciar lo propio, que al fin y al cabo es lo que salva a las instituciones. Si al fin y al cabo, son los Monetti, Mussis, Fernández, Magallán, Ruíz, los que pagan los gastos; así como las figuras antes se llamaron Guillermo y Gustavo Barros Schelotto o Diego y Daniel Bayo. Siempre el semillero salva. 

     Por eso, la verdad del fútbol es invertir. En obras y en jugadores. Y así como Gimnasia crece desde el Campus o desde la Basile, hay que terminar de entender que la cantera es una inversión, que gastar en un suplente menos para Primera implica -tal vez- "sacar" del semilero 5 titulares para dentro de 10 años. Hay que buscar, captar, invertir, laburar, tener mejores canchas, ropa, pelotas. Crecer. Ese es el camino. El trabajo. Para que el día de mañana, no haya que apelar al pensamiento mágico ni esperar un Papá Noel de billetera gorda que nunca llega. Trabajar. Para que estos que hoy vieron a Chirola, sean mejor que él. Y en unos años, ellos sean los ídolos que visiten a los pibes en El Bosquecito.

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