Después del crimen, dicen que San Carlos es “tierra de nadie”

Cuatro días después de que Orlando Casimiro (57) fue asesinado al querer impedir que dos motochorros asaltaran a unos pibes en San Carlos, vecinos de ese barrio resolvieron reunirse con policías de la Local y de la jurisdicción en un intento por reforzar la seguridad.

“Los delitos ocurren en todos lados, pero esta zona es tierra de nadie”, se quejó Cristina, una de las organizadoras del encuentro que está previsto para las 20 de hoy en el club de fomento Altos de la Granja, en 138 entre 517 y 518, y convoca a vecinos y comerciantes.

Según dijeron a este diario, los delincuentes no discriminan a nadie, aplicando todas las modalidades: “Hay robos en comercios, entraderas en casas, arrebatos a escolares y asaltos a la gente que espera el micro para ir a trabajar”, agregó Cristina.

En la zona coinciden en que el problema recrudeció en el último año y medio, alterando la rutina del barrio. Según la vecina, “los comercios decidieron comenzar a cerrar a las 6 de la tarde, y solamente un supermercado sigue con las puertas abiertas hasta las 20”.

Para los frentistas, la falta de móviles está directamente vinculado con el aumento de los delitos, ya que en “la subcomisaría de La Unión sólo hay dos para los 70 mil habitantes” que tiene el barrio, se quejaron.

la investigacion

Mientras tanto, avanza la investigación por el crimen de Casimiro, ocurrido en la madrugada del lunes en 35 entre 147 y 148. La hipótesis más firme apunta a “delincuentes comunes”, que actuarían bajo la modalidad “motochorros”.

La familia de la víctima pide justicia y también testigos para identificar a los homicidas. Si bien no se descarta nada, se sospecha que vivirían no muy lejos del lugar donde desataron el horror.

Orlando era un zinguero peruano radicado en el país hace 24 años.

El lunes a la madrugada estaba en un cumpleaños cuando escuchó ruidos, salió a ver qué pasaba y observó que dos motochorros asaltaban a cuatro menores en la calle. Les gritó. Y los ladrones se alejaron unos metros, pero como vieron que más gente salía a la vereda, efectuaron varios disparos (habrían sido 5) para impedir que los siguieran.

Los balazos dieron en distintos lugares y uno pegó de lleno en el pecho de Orlando.