La poda genera polémica y en algunos barrios denuncian “tala indiscriminada”

Francisco Lagomarsino

Alimentado sin prisa y sin pausa por la desordenada expansión urbana y el aumento sostenido en el tránsito automotor, entre otros factores, el déficit ambiental de la Ciudad también crece al cabo de cada temporada de poda. A lo largo de las últimas semanas, los operativos de “despunte” encarados por la Comuna removieron las copas de decenas de árboles en diferentes sectores del casco histórico y su periferia, generando polémica y cuestionamientos vecinales.

Las intervenciones ya ejecutadas por cuadrillas de la secretaría de Espacios Públicos y Gestión Ambiental, en diagonal 74 entre 7 y 12, y en avenida 60 entre 1 y 7, entre otros ejes, fueron drásticas. Manuel Arcoubi, director de Espacios Verdes, habló de “ramas que superan en algunos casos los 300 kilos”, y aludió a un relevamiento cuya conclusión fue que siete de cada diez árboles se encuentran en “situación de poda”.

Según se dijo, los trabajos, cuya primera etapa terminará a fines de este mes, buscan “controlar el crecimiento de las especies, otorgándoles estructura resistente, mejorando su nutrición y equilibrio radicular, y estimulando el crecimiento futuro de sus flores y frutos”.

En principio, el operativo encarado sobre plátanos y otros grandes ejemplares en el centro platense tendrá como consecuencia, durante algunos años, la pérdida de miles de metros cúbicos de follaje en el área de mayor contaminación ambiental, tanto atmosférica como sonora y térmica.

“Es una pena que se orienten dineros públicos hacia acciones que no sólo no suman sino resultan perjudiciales” sintetiza el docente, investigador y paisajista Alfredo Benassi, quien caracterizó la poda como “innecesaria” y advirtió que “hay que plantar, conducir y renovar, pero buscando no gravitar en el bioclima de manera negativa; las copas de los árboles frondosos, por ejemplo, atenúan el efecto ‘isla de calor’ y convierten en benignos los vientos urbanos turbulentos”.

Benassi, quien este jueves ofrecerá una charla en el Pasaje Dardo Rocha en el marco de la nominación de La Plata como “paisaje cultural” de la UNESCO, considera que “hay que revalorizar el modelo fundacional, que aún no fue superado, y eso implica entre otras cosas reverdecer la Ciudad”.

UN PASIVO QUE CRECE

Los números rojos del arbolado local se reflejan en varios frentes: de acuerdo con el más reciente censo de especies forestales, existen casi 62 mil ejemplares “de alineación” -los implantados en veredas- distribuidos entre poco más de 43 mil lotes.

Esto implica que uno de cada tres frentes del casco carece de árboles, a despecho de la legislación vigente que establece la obligatoriedad de las plantaciones, asigna a los frentistas el papel de “custodios” de los ejemplares, e impone duras sanciones para quienes infrinjan las normas.

Las mayores carencias se observan en el micro y macrocentro, donde hay cuadras enteras sin un solo árbol, abundan las “cazuelas” -espacios sin embaldosar destinados a la plantación- tapadas con cemento y los retoños que eventualmente se colocan sufren permanentes agresiones, desde las infligidas por el vandalismo a las de comerciantes o constructores que no quieren plantas en el frente de sus locales y torres.

El Código de Edificación local, aprobado en 2010, ratifica que cada frente debe contar con sus correspondientes cazuelas, de al menos 80 centímetros de lado, “como mínimo a razón de dos por frente de parcela”, con una separación entre ellas del orden de los 5 metros, “con la obligatoriedad por parte del propietario del predio, sea edificado o baldío, de plantar el correspondiente árbol”.

En el caso de la ejecución de construcciones nuevas o remodelaciones en lotes baldíos, la norma indica que antes de la emisión de cada certificado de “final de obra”, un inspector municipal deberá verificar la plantación de las especies en las cazuelas de vereda.

A diferencia del énfasis puesto en las podas, en materia de forestación las novedades recientes no han sido abundantes: se plantaron palmeras y arbustos en el separador vial de avenida 13 entre 32 y 44, y se afirmó, sin ofrecer mayores precisiones, que “por cada árbol que se extrae se plantan entre tres y cinco ejemplares”.

También se anunció la colocación de retoños de varias especies autóctonas y tilos en plazas, parques y ramblas, pero no se mencionó el arbolado de alineación, que representa unas tres cuartas partes del total del patrimonio arbóreo local.

De acuerdo con diferentes especialistas, faltarían en la Ciudad unos quince mil ejemplares para poder mantener la ecuación de “árbol por habitante” que se mantuvo a lo largo de décadas, a partir de los tiempos post-fundacionales.

CUMBRE AMBIENTAL

El año próximo, la Ciudad será sede de la Cumbre de Intendentes contra la crisis climática; además, el jefe comunal local, Julio Garro, asumirá la presidencia temporaria de ese organismo que nuclea a sus pares de todo el país para abordar cuestiones vinculadas con la calidad ambiental y el calentamiento global, trastorno del que la deforestación y la pérdida de verde es una de las principales causas.

Mientras tanto, sin estrategias claras ni consistentes, con administraciones municipales que podan pero no plantan, o lo intentan con bajísimos porcentajes de éxito, y áreas de Espacios Verdes dotadas con escasos recursos -cuyas diferentes autoridades son cuestionadas desde hace años por urbanistas, colegios profesionales, ONGs y vecinos-, el arbolado platense, maltratado, enfermo y envejecido, muestra las cicatrices de gestiones ineficientes para mejorar su estado.

Las tensiones a las que es sometido el patrimonio forestal urbano se hacen evidentes por estos días en una zona de City Bell; el eje delimitado por las calles Güemes (476), Pellegrini (474), 15 y 20 muestra por doquier ejemplares mutilados. Quienes viven en la zona se quejan de que sucesivas intervenciones de particulares, empresas de servicios y cuadrillas municipales provocaron serios daños.

“Alrededor del club Banco Provincia no quedó un árbol sano” precisó Andrés, vecino de 474 y 18: “y en otras manzanas pasó algo parecido: “primero aparecieron cuadrillas contratadas por particulares; después gente que dijo ser de Edelap ‘mochó’ los ejemplares solamente del lado de los cables, dejándolos totalmente desequilibrados: y para rematar vino una cuadrilla de diez o doce personas con camiones y chalecos naranjas, de la municipalidad, y ‘atacó’ otras plantas. Era un barrio lindo y con sombra y dejaron el tendal”.