“Es verso que se recuperan clases perdidas: hay que ir los sábados”

“A un médico le falla el tratamiento y le hacen juicio; a un arquitecto se le cae el techo y le hacen juicio... Pero no hay juicio de mala praxis a los docentes. No hay reclamo social por la educación; tenemos institutos de formación docente mediocres. La imagen social de los docentes se ha deteriorado mucho. Lo retratan las telenovelas. Hay un estudio que ha comparado cómo muestra la televisión a las maestras, desde Jacinta Pichimahuida hasta ahora, y ahí se ve claramente lo que ha pasado con la valoración del docente”.

Todas estas cosas las dice un “animal de aula”, como se define a sí mismo el catedrático e intelectual Pedro Luis Barcia, ex presidente de la Academia Argentina de Letras y actual titular de la Academia Nacional de Educación. Barcia dio ayer la conferencia de apertura de la “Expo Ucalp”, que se desarrollará hasta hoy en el Pasaje Dardo Rocha y que incluye una serie de conferencias y debates organizados por la Universidad Católica local.

“¿Cuánto les importa a los padres la cantidad de días de clase que pierden sus hijos?”, se preguntó Barcia. “Hay reclamos esos días de paro en los que se desacomoda su organización familiar, ¿pero después alguien ha visto a padres reclamar que se cumpla la ley que obliga a recuperar esos días? ¿Qué organización, qué sindicato, qué sector social reclama por es? La ley es clara: deberían recuperarse clases los sábados; al menos acortar una semana las vacaciones de invierno o empezar en febrero. Pero no hay reclamo social, entonces la ley no se cumple. Los docentes dicen que se recupera a partir de una reorganización de contenidos. Yo soy doctor en letras y por eso se los puedo decir: eso es verso”.

Con un estilo singular, que combina erudición, experiencia práctica, una gracia especial para el “buen decir” y un manejo magistral de la ironía, el humor y el lunfardo, Barcia cautivó en el Pasaje Dardo Rocha a un nutrido auditorio de docentes, estudiantes y público general.

“Tenemos que mejorar la educación; eso lleva tiempo, por supuesto, pero hay que empezar. Un día una dama le preguntó a un jardinero de Hyde Park (uno de los parques más bellos de Europa y el más emblemático de Londres) cómo hacían para tener el césped tan perfecto. `Mire señora -le contestó el jardinero- empezamos hace doscientos años...´ Alguna vez hay que empezar” a mejorar la educación, enfatizó Barcia.

FINLANDESES Y ARGENTINOS

“Hay que formar tutores para las escuelas. ¿Por qué Finlandia tiene uno de los mejores sistemas educativos del mundo? En primer lugar porque no son argentinos; son finlandeses. Pero la clave está en el sistema de tutorías, que permiten acompañar a aquel alumno que tiene dificultades en un área determinada”, afirmó el presidente de la Academia Nacional de Educación.

Con originalidad, señaló que algunos de los problemas argentinos tienen que ver con el “habríaqueismo”. “Todo el tiempo decimos Habría que hacer... pero no hacemos; otro problema es nuestro `masomenismo´; nos conformamos con que las cosas funcionen más o menos...”, señaló.

Barcia hizo también la observación de que la escuela argentina no valora adecuadamente la oralidad, a la que definió como una especie de “cenicienta” del sistema educativo, mucho más orientado a la lecto-escritura. “Necesitamos mucho más la oralidad que la escritura, sin embargo los maestros no corrigen la oralidad; cada vez se evalúa más por escrito, porque es más fácil para corregir; el docente lo puede hacer en pantuflas en su casa. Pero un chico que no se sabe expresar oralmente es un chico en desventaja; ni siquiera es igual ante la ley, porque no puede defenderse”, resaltó.

“Tenemos que educar a la generación app; que vive conectada al celular. El celular puede ser un fantástico auxiliar docente no rentado, pero hay que saber aprovecharlo con criterio pedagógico. Un chico recibe por día un promedio de 200 llamados de atención del celular, porque le llega un WhatsApp, un mensaje, un alerta. Pero vive en una suerte de limbo electrónico, donde pierde intimidad e identidad. Y está en un constante zapping mental; no sabe fijar la atención en algo. Yo en el aula apago les pido que fijen la atención en una imagen y me digan qué ven. Al principio se los nota incómodos, porque no saben detener la atención y fijarla en un punto. Después lo logran y, aunque les parezca increíble, me preguntan cuándo lo volvemos a hacer, porque lo innovador, lo diferente, ahora es esto: mirar con atención”. Barcia enfatiza que no será fácil. Como en el Hyde Park, cultivar un césped admirable puede llevar doscientos años.