Pidieron juicio para el acusado de enterrar a su mujer bajo un pelotero

“Mi papá estaba peleándose con mi mamá”; “mi papá le dio una piña...”; dijo “...uy se murió...” y “... la puso en una bandera...”

Así contó una nena de 6 años lo que vio una noche de agosto de 2015 en su casa de 18 entre 424 y 425, en Villa Elisa, donde poco más de un mes después se reveló la trama de otro femicidio atroz.

La víctima se llamaba Sonia Morel Escurra y tenía 25 años. Oscar Daniel Raúl Abramo, de 39, está acusado de golpearla y enterrarla viva bajo el terreno donde jugaban las hijas de ella. Por eso está detenido con prisión preventiva y será juzgado próximamente, en caso de que prospere el pedido que hizo ayer el fiscal que instruyó la causa, Marcelo Romero.

“Fuimos testigos privilegiados de un crimen horrendo, de esos que hacen pensar que el sistema penal del Estado es insuficiente para enervar tanta maldad, tanta abominación”, dijo Romero, confirmando que en el debate “pediremos Justicia por Sonia Morel Escurra”, pero también espera que se “alimente la reflexión y el análisis del comportamiento criminal de odio al género femenino”.

El horror salió a la luz el 21 de octubre del año pasado, después de que familiares de Abramo denunciaron que en medio de una pelea y, estando borracho, éste “confesó el femicidio”. Los policías allanaron la casa donde la pareja vivía con cuatro nenas pequeñas y tras varias excavaciones encontraron el cuerpo de Sonia enterrado debajo del pelotero donde jugaban las chiquitas.

Escurra tenía un corte en la frente y un hematoma en el maxilar izquierdo, aunque no murió por esas lesiones, sino por “síndrome asfíctico por sofocación. El asesino la enterró viva”, presuntamente después de desmayarla a golpes, explicó entonces el fiscal, con el informe de los forenses,

En su planteo de elevación a juicio, Romero tuvo en cuenta “los antecedentes de episodios de violencia física ejercidos sobre la víctima” por parte del imputado, “documentado a través de los testimonios de los vecinos, ex parejas y familiares”. Menciona también que la propia Escurra denunció que Abramo la golpeó y amenazó diciéndole “... a vos te mando al cementerio y a tus hijas al hospital”.

El fiscal hizo hincapié en que el cuerpo de la mujer estaba en el patio de la casa en la que convivía con el acusado, “con signos de haber permanecido allí durante un tiempo compatible al transcurrido desde su desaparición”.

En este punto vale aclarar que el 4 de agosto de 2015 Abramo se presentó en la Comisaría de la Mujer de La Plata para exponer que Sonia se había “retirado del hogar, llevándose ropa y pertenencias personales”, versión que repitió ese mismo día en la Casa del Niño de Villa Elisa, donde fue a inscribir a las 4 nenas refiriendo que la madre “se había ido a Paraguay, que lo había abandonado”.

Lo mismo planteó después en distintos ámbitos, a familiares, amigos y a cualquiera que le preguntara por Sonia.

Frente a una de las especialistas que se hicieron cargo del cuidado de las nenas tras el hallazgo del cuerpo, una de ellas reveló lo que había visto y oído aquella noche de agosto.

Romero tiene en cuenta, además, el informe psicológico que concluye que Abramo “posee un estilo vincular controlador, dominante, racional, que impone su punto de vista de modo egocéntrico. Su material psicotécnico da cuenta del hallazgo de indicadores de impulsividad y agresividad, baja tolerancia a la frustración; cuestiones que coadyuvan con su elevado narcisismo para que bajo condiciones particulares de alta tensión emocional y malestar subjetivo, prevalezca la vivencia de agravio o herida narcisista y esta tensión podría aparecer en sus conductas manifiestas”.

Por último, al acusado lo complican los relatos de testigos que aseguran haberlo visto golpear con saña a la víctima, incluso embarazada, con un cinto y sin reparos, y acusarla de “prostituta” a gritos.

Una vez que el femicidio salió a la luz se presentaron a declarar dos ex parejas de Abramo, quienes revelaron que ellas también fueron víctimas de su violencia.

Será juzgado por “homicidio doblemente calificado por el vínculo y por haber sido perpetrado por un hombre a una mujer mediante violencia de género”.