Un cementerio de autos en pleno corazón de Los Hornos

Núcleo de una de las localidades más activas y emprendedoras de la Región, el eje de la avenida 137 entre 60 y 66 concentra comercios, oficinas públicas, sedes de fuerzas de seguridad y establecimientos bancarios y educativos. En torno a sus bulevares forestados circulan decenas de miles de peatones, autos particulares y colectivos. Todo parece ir viento en popa, pero algo desentona: la enorme cantidad de coches secuestrados por orden judicial que juntan basura mientras se desintegran entre óxido y bordes filosos, a lo largo de más de doscientos metros.

Los vehículos llegan al lugar como consecuencia de los operativos que se realizan en jurisdicción de la comisaría tercera, situada en 137 entre 61 y 62. El problema es que nunca se van. Y mientras las motos son arrumbadas en los fondos de la sede policial, los autos se dejan en la vía pública. Hoy por hoy, se puede ver no menos de una docena entre las calles 61 y 63, y han llegado a ser más de treinta.

“Lamentablemente, la acumulación de autos en la 137 hace que parezca un campo de batalla cuando toda la comunidad hace un gran esfuerzo para mejorar el barrio” señala Gustavo Celestre, presidente de la Asociación Comercial de Los Hornos (ACLHO): “las autoridades policiales son gente de Los Hornos y está en la misma sintonía que nosotros, pero no obtienen la venia judicial para deshacerse de los coches”.

Días atrás, la Comuna anunció que el centro comercial hornense estaba incluido entre los primeros que recibirían los flamantes cestos de basura “diferenciados”, verdes para los residuos reciclables y grises para los orgánicos. Al mismo tiempo, ACLHO impulsa un ambicioso plan de jerarquización y puesta en valor de una zona que promedia veinte negocios por cuadra.

“Esta chatarra es un imán para las travesuras de los más chicos, que pueden lastimarse” advierte Celestre: “además, ocupa plazas de estacionamiento, junta mugre y barro, y complica el escurrimiento pluvial los días de lluvia”.

En el Centro de Fomento Los Hornos, cuyo edificio -al que concurren para diversas actividades unos mil jóvenes y niños- está pegado al de la seccional, recuerdan que “ha pasado que uno de los chicos se lastima y la ambulancia tiene que estacionarse en una esquina porque no hay lugar en ningún otro lado”.

En la comisaría admiten que “esta sede está colapsada”, pero aclaran que “en realidad lo que está colapsado es el sistema en su conjunto; en el predio de la Fiscalía de Estado ya no alojan automotores de modelos viejos, como los que tenemos en la puerta, y el depósito municipal de 155 y 50 cerró. Las motos tampoco las aceptan en ningún lado”.

Desde hace varios años, en diferentes ámbitos comunitarios e institucionales hornenses se baraja la idea de asignar a las delegaciones policial y de Bomberos -que también está en pleno centro- un predio acorde con sus funciones y necesidades logísticas. “Creemos que quizás no sea el actual el momento para mudar la comisaría y el cuartel, pero es una alternativa que se debe analizar a fondo buscando la optimización de la cobertura” explica Celestre: “la clave es dar cada paso pensando en cómo mejorar la calidad de vida de los vecinos”.