Allanaron la casa de las víctimas y la de la pareja desaparecida

De manera simultánea, los policías del gabinete de homicidios de la DDI La Plata allanaron anoche cuatro domicilios vinculados con la causa del doble crimen del médico cirujano Guillermo Luna y su esposa cosmetóloga, Laura Favre. Por orden de la fiscal Ana Medina y la jueza Marcela Garmendia, registraron la casa de las víctimas, en 510 entre 17 y 18; la de la policía Flavia Silvana Rodríguez y su marido Sergio Maydana, en 505 entre 30 y 31; el domicilio de la madre de Rodríguez, en el barrio Campamento, de Ensenada; y en la clínica de Luna, de 41 entre 9 y 10.

Los detectives realizaron estos procedimientos bajo el más estricto hermetismo, pero se sabe que en algunos de los objetivos fueron en busca de prendas con sangre y rastros de los que obtener huellas y perfil genético, mientras que en otros procuraron encontrar documentos, computadoras o cualquier otro registro que ayude a reconstruir los últimos movimientos y contactos de las víctimas. También, si existían, sus conflictos.

Los investigadores no tienen dudas de que Luna y Favre fueron ejecutados dentro de su camioneta, aunque no tienen la certeza de dónde ocurrió, ya que por la cantidad de plomos hallados en la escena y los disparos que recibieron las víctimas (dos el médico y tres su esposa), en el habitáculo hubieron al menos nueve detonaciones.

Dos testigos dijeron que escucharon “entre cuatro y cinco” explosiones, además de la del choque tras el derrape de un vehículo que avanzaba a toda velocidad por esas calles poceadas que obligan a circular a no más de 30 kilómetros por hora.

¿Les dispararon lejos de donde quedó la camioneta y uno de los dos asesinos la condujo hasta allí? En el volante quedaron huellas con sangre. También pelos que serían de una mujer y, a metros del vehículo, una extensión de cabello y una toalla con restos hemáticos..

Hay muchas manchas de sangre y no se descarta que algunas no sean de las víctimas, cuyos perfiles genéticos se cotejarán con todo el material levantado en ese pequeño habitáculo que el lunes a la noche se volvió un infierno.

Hubo dos armas implicadas, una 9 milímetros y otra del calibre 45, y nadie duda de que los tiradores también fueron dos.

La jueza ordenó varios entrecruzamientos telefónicos para saber con quiénes interactuaron las víctimas en sus últimos días y rastreo de los celulares para reconstruir el recorrido que hicieron justo antes de recibir los balazos. Hasta ahora sólo recuperaron el de Favre.

Los investigadores confían también en obtener indicios importantes de las cámaras de seguridad públicas y privadas que se localizaron en inmediaciones de la escena de los asesinatos. Y disponen de testigos que aportaron información interesante, como la presencia de una pareja en la camioneta de las víctimas, antes de que llegara el primer patrullero.

Ninguna de las fuentes consultadas confirmó que alguno de esos testigos pueda identificar a esas personas, aunque tampoco lo descartaron.

La hipótesis que a esta altura casi nadie formula es la del robo o intento de secuestro, y ya no sólo por el hecho de que en el vehículo quedaron 6.000 pesos, una pulsera de oro y un celular de alta gama. “Quien haya hecho esto conocía a las víctimas y tenía un móvil”, analizó anoche una alta fuente de la causa. Resta identificar el motivo y ubicar a los protagonistas en el lugar y el momento donde pasó todo.