La “Maestra Normal” de Geretto llega a la Ciudad con su ácida crítica del sistema

Juan Pablo Geretto vuelve esta noche, a las 21.30, al Coliseo Podestá para presentar al personaje más querido de su repertorio, la “Maestra Normal”, en un unipersonal que le valió el Premio Konex a labor destacada de la década en el género y que tiene lugar en una situación emblemática del tránsito escolar de todos los argentinos: el acto del colegio.

La Maestra, que lleva una década de éxito en el teatro porteño y varios años de giras aplaudidas rabiosamente en el interior, conduce el acto desde hace más de dos décadas: “El espectáculo es posterior al surgimiento del personaje, que apareció en un grupo de teatro donde hacíamos representación de actos patrios. Y entonces, en algún momento se necesitó una maestra, porque las tenemos muy relacionados con ese tipo de actos: y en el reparto me tocó en suerte el papel. Desde ahí, el rol fue ganando protagonismo, incluso en mi vida, hasta quedarse con este unipersonal”, revela Geretto.

Desde esos días, cuenta en diálogo con EL DIA, la maestra perdió algo de su energía: “Era más desaforada, porque a medida que fui creciendo yo fue creciendo el personaje. Me pasa con muchos personajes, se van volviendo más exquisitos... u obsoletos. Pero en el caso de la maestra, existe porque la problemática sigue siendo la misma. Nada ha cambiado”.

Esa desolación respecto al sistema escolar es el motor del unipersonal y su éxito: en clave de humor, revela los engranajes de un proceso que el artista califica de “vetusto”.

Por eso, afirma, ninguna maestra en particular ha influenciado al personaje: “Son todas. Con el correr del tiempo se ha vuelto un discurso sobre el sistema educativo, más que sobre un docente en particular: un sistema educativo longevo y perseverante”, dice con cierta ironía.

Al respecto de su propio paso por este sistema escolar, Geretto dice que “no terminé la secundaria porque no lo pude soportar: entre el hormonazo de la adolescencia y la falta de registro del otro que tiene la educación, no me quedó mucho más remedio que dejar”.

“Y la primaria también fue un poco así”, opina: “Uno tiene que saber determinada cantidad de cosas. No es ‘usted qué quiere saber, qué le interesa, qué le gusta, que talento tenés’... La función del adulto debería ser descubrir eso, incentivar eso. El planteo es utópico, pero hay lugares en el mundo donde eso sucede, donde se respeta la individualidad”.

“Uno no se da cuenta del dolor que causa, porque es día a día, día a día de ‘qué lindo, pero aprendete las tablas’. ¿Y si uno quería saber otra cosa? ¿Qué hacía?”, analiza Geretto, y dice que a pesar de que el conocimiento se verticalizó con internet, “la escuela continúa con su modelo vetusto”.

Pero Geretto no dispara contra la docencia en su show, sino contra la máquina: “No hay nada más noble que elegir enseñar, pero los docentes y los alumnos se ven atrapados por este sistema”, explica. Y todo el dolor que revela durante la entrevista, claro, pasa por el filtro de su ácido humor. Porque, afirma, “los temas que son demasiado dolorosos no hay otra manera de tratarlos que a través del humor: para eso sirve, para poder hablar de estas cosas”.

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