Llegó a su vivienda del barrio Savoia y la encontró arrasada

“Pensamos que estaban haciendo un allanamiento”. Algunos gritos y ruidos fuertes confundieron a los vecinos de 10 entre 479 y 480. En realidad lo que pasaba era que estaban desvalijando una casa, con la impunidad de que nadie los podía descubrir. Los delincuentes tuvieron todo su tiempo para elegir lo que se llevarían.

Según se pudo reconstruir a partir de ese testimonio, el saqueo comenzó pasadas las 2 de la madrugada. A esa hora Raúl Adrián Rossi (38), el dueño de la casa, estaba dando un show de karaoke en el Centro. Cuando volvió a barrio Savoia tres horas después, ya antes de entrar a la vivienda se dio cuenta de lo ocurrido.

El primer indicio que tuvo el hombre fueron algunas cortinas tiradas en la parte de atrás. Después comprobaría que la puerta principal había sido forzada con una barreta y que los asaltantes habían pasado por todos los ambientes.

Todo lo que Raúl pudo ver fueron los rastros de un robo meticuloso, en el que los ladrones eligieron cada elemento a llevarse.

La lista incluyó tres televisores led, una PlayStation recién comprada y casi 40 mil pesos en efectivo.

Al cantante también le quitaron un bolso con ropa deportiva nueva, que él solía vender como trabajo adicional. Por si fuera poco, de la heladera también faltaron algunas botellas de alcohol.

Esos envases tirados en un terreno lindero, a pocos metros del lugar afectado, fue la evidencia que al parecer ubicaría a los delincuentes como vecinos de ese barrio de City Bell.

Claro que para cuando Raúl llegó no había ningún intruso en la casa ni nadie que reconociera haberlos visto por ahí: se desconoce entonces cuántos eran y si usaron algún vehículo para trasladarse junto con el botín.

Solamente hubo el testimonio de esa vecina que, creyendo que estaban allanando una propiedad cercana, prefirió quedarse encerrada y desistió de llamar al 911.

“Para mí estuvo claro que no fue al voleo y que me estudiaron. Sabían qué cosas había en la casa y cuándo podían entrar. También conocían que por el terreno baldío que hay en el fondo tienen salida a la calle lateral”, lanzó Raúl, ni bien comenzó a atar cabos.

Tan cegado estuvo él cuando llegó de vuelta a su casa que no le importó el riesgo de poder cruzarse con los asaltantes y entró corriendo. Todo lo que pudo hacer fue denunciar el caso a la Policía, que fue a hacer su tarea en aquel momento.

Los trabajos se completaron con las pericias hechas al mediodía: encontraron un par de huellas que serán cotejadas. En caso de pertenecer a alguien con antecedentes, la orden de detención debería ser un trámite.

CONVIVIR CON LA DELINCUENCIA

Algo típico del barrio Savoia, denunciado infinidad de veces por los vecinos, fue la aparente convivencia de los delincuentes con las víctimas a las que atacan.

Algunas fuentes de la investigación están convencidas de que este fue un caso más de esa saga, en vistas del presunto “estudio” hecho sobre los movimientos de Raúl.

Sin ir más lejos, el viernes hubo un asalto en una estación de servicio de Centenario y Güemes, en el que -según se supo después- el ladrón y uno de los playeros vivían a pocas cuadras.

“La Policía sabe todo. Conoce quiénes son los delincuentes, dónde viven y no hacen nada”, remarcó Rossi, todavía consternado por las pérdidas importantes que el asalto le significó.

Mientras reclamó mayores controles para la seguridad vecinal, Raúl finalizó diciendo que todo el asunto lo dejó “en la lona”.