Más que añorar a Meza, extrañó la virtud básica de pasar bien la pelota

Por MARTIN MENDINUETA
OPINION

El discreto poderío de su huésped lo empujó a creer que podía volver a ganar y saltar a la punta. Llegaba al Bosque un rival que jamás hace locuras en el manejo de sus fondos y que, debido a ese estilo de administración institucional, ha renovado su plantel con varios jugadores de su cantera y refuerzos de escaso cartel. No sólo parecía, era una muy buena oportunidad para ratificar el nuevo rumbo tutelado por Gustavo Alfaro y así seguir creciendo con una gran cosecha de puntos.

Nada salió como esperaba la gente de Gimnasia. El funcionamiento del local fue precario en todas las líneas. Sin conducción en la zona de gestación, encontró muchas dificultades para atacar con fluidez. Pudo haber llegado al gol en un par de ocasiones (especialmente en la que Imperiale bajó la pelota de cabeza y atropelló Niell casi sobre la línea de sentencia), pero nunca logró instalar entre sus fieles la sensación de que iba a terminar ganando el partido.

Gimnasia no perdió porque vendió a Meza. Perdió porque jugó mal en todas sus líneas. El silencio de Alfaro vino bien para no seguir tirando nafta sobre el fuego. Ahora tiene que repasar lo que tiene y elegir lo mejor

Con rendimientos apenas discretos, el joven Manuel Guanini fue el mejor de la defensa, Luciano Perdomo el más destacado en el mediocampo y Franco Niell el que le causó mayor preocupación al visitante. El resto jugó en un nivel preocupante. La inseguridad y el defecto recurrente de entregar mal la pelota fueron fallas notables que ubicaron en un pelotón muy deslucido a Ezequiel Bonifacio, Christian Ramos y Lucas Licht. Los dos últimos son habituales titulares, y por eso la inquietud aumenta.

Es cierto que el equipo añoró el desequilibrio y la buena técnica del recientemente transferido Maximiliano Meza, aunque no es menos cierto que la retaguardia mens sana extrañó a Maximiliano Coronel, hoy por hoy, su mejor zaguero central.

PROTAGONISMO, LA MATERIA FILTRO QUE POCOS APRUEBAN

En el fútbol moderno es mucho más sencillo defender destruyendo los intentos creativos del rival, que apostar fuerte a ser protagonista yendo al ataque. Gimnasia, como le ocurre a tantos equipos, mostró serias limitaciones para poner en apuros a su oponente.

¡Sí, vendió a Meza! ¿Pero acaso no trajo a Darío Bottinelli como refuerzo de jerarquía proveniente del fútbol mexicano? El ex-San Lorenzo, Universidad Católica de Chile, Flamengo y Toluca redondeó un mal debut. En ningún momento pesó en la organización del juego, no se conectó con Ramiro Carrera (otro que aportó casi nada) y ni siquiera se convirtió en el eje que pedía permanentemente el balón.

Ante la llamativa impericia de Gimnasia para pasarse la pelota entre sus hombres, una cuestión básica, Atlético de Rafaela elevó su autoestima interceptando muchas pelotas y animándose a jugar en función de equipo.

Sin alcanzar la precisión ni la constancia que suele mostrar Defensa y Justicia cuando despliega su propuesta de pases certeros y triangulados, los muchachitos del “Chocho” Llop demostraron buenas intenciones. Rafaela, con intérpretes valiosos como Lucas Pittinari y Fernando Luna (fueron figuras del ganador), se animó a no “reventarla” siempre y a jugar pasándose la pelota con un sano criterio colectivo.

Gimnasia no perdió porque vendió a Meza. Perdió porque jugó mal en todas sus líneas. El silencio de Alfaro vino bien para no seguir tirando nafta sobre el fuego. Ahora tiene que repasar lo que tiene y elegir lo mejor. En dicha elección no estaría mal darle una oportunidad a Sebastián Romero. “Chirola”, quizás, pueda darle al menos una parte de todo lo que le faltó en la decepcionante noche del lunes.