JUGAR el clásico
| 27 de Septiembre de 2016 | 22:50

Empecemos por el final. Tripero, anda a youtube. Poné el video de los goles. Poné pausa en el corner. Tiempo cumplido. 00.50 de adicional. Mirá atento. Empezá a contar: Arsenal con uno menos por la expulsión de Vella (1). El arquero (2). El defensor que se quedó ante la posible contra (3). El ejecutante del corner y un jugador más para confundir con el otro perfil (4 y 5). Quedan 6 jugadores: 5 en el área tripera y uno al rebote. Gimnasia tiene 10 de campo para marcar a 5. Y nadie va al rebote. Sabemos como terminó la historia...
La psicosis generada por el metro noventa y pico de Joaquín Bogjossián explica el descalabro de la última pelota. No los 90 minutos anteriores en los que Gimnasia nunca jugó bien, ni siquiera 2-0 arriba. Y si le sumamos Rafaela, son 180 minutos. Y 45 en Paraná (ese complemento 100% aguante) son 225 minutos sin jugar, sin encontrar un norte, sin decidir si jugar por arriba, por abajo, por las bandas, juego directo o presión alta. Y más preocupa en la previa del clásico.
Jugar. Esa es la palabra clave. Para jugar hay que saber. Hay que tener talento. Sin embargo, lo que no se tiene con talento y sapiencia, se emparda con garra, personalidad, temperamento. Si así no fuera, jamás un equipo pobre le ganaría a uno rico. Nunca Alavés podría con Barcelona. Y sin embargo, a un partido pasa. Las cosas se emparejan. Gimnasia ganó solamente un clásico en 10 años. ¿Se acuerdan? Tres de febrero de 2010. Ganó Gimnasia 3-1 con dos de Stracqualursi y el restante de Cuevas sobre la hora (Verón el descuento transitorio). ¿Vamos al nombre por nombre? Por Gimnasia: Sessa; Ormeño, Maldonado, Agüero, Graff; Encina, Rinaudo, Aued, Villar (E.González); M.Pérez (Cuevas) y Stracqualursi los de Cocca; por Estudiantes, Orión; C.Rodríguez, Cellay (Rojo), Desábato, Ré; E.Pérez, Verón, Benítez, Carrusca (Núñez); Sosa; Boselli con Sabella en el banco. Fue el mejor Estudiantes de todos y no salió campeón, un punto abajo (40) de Argentinos Juniors (41). Gimnasia sumó 24 y despachó en la segunda promo a Rafaela, convirtiendo el último gol (el 3-1) a un arquero improvisado, 11 contra 8. Fue el más "David y Goliath" de la última década. Es fútbol. Y en fútbol, no hay imposibles.
En realidad, todo se transforma en imposible cuando se salta a la cancha lleno de temores, cuando la sensación es que en cualquier momento pasa algo malo, que la primera adversidad es definitiva. Con temores no se puede jugar...ni vivir. ¿Ibáñez se ganó el lugar a fuerza de goles? Ok, adentro, aunque me haga ruído un clásico con Niell en el banco (que también se ganó todo a fuerza de goles importantes). ¿Alfaro cambia abajo?¿Toca el medio buscando más presión? Perfecto. Será lo que tenga que ser, pero convencidos. Si el equipo se arma sólo en función del rival, si el volante propio piensa sólo en que el rival no juegue, Gimnasia no va a jugar. Y a los clásicos hay que jugarlos, para dejar de sufrirlos.
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