Vio que le robaban la tablet al hijo y reaccionó

“Esto es un asalto, señora”, lanzó el ladrón, tal vez en una forma que ya casi ningún delincuente usa cada vez que se lanza a robar en un negocio. Delante suyo, la dueña de una pollajería de 122 entre 64 y 65 lo miró con un gesto desabrido y lo dejó hacer lo que quisiera: “Pasá, llevate todo”, le dijo, como si fuera un pariente o un conocido. Pero el delincuente se extralimitó cuando le sacó la tablet al hijo de ella, de 5 años. Y la madre estalló en furia.

Todo pasó ayer a las 9.30 de la mañana. Norma Rojas (44) recién abría el comercio cuando el asaltante cruzó la puerta. Afuera había otro sujeto esperándolo en una moto.

El ladrón -que alegó tener 14 años pero aparenta más edad- sacó una pistola grande y le ordenó quedarse quieta. Como no tuvo ninguna oposición de la víctima, fue derecho a cruzar el mostrador y empezó a revisar qué llevarse.

Obviamente buscó el dinero de la caja, aunque también le llamó la atención la tablet que el nene tenía entre manos, sentado en una sillita. Tal vez hasta ahí el niño no se había dado cuenta de lo que pasaba. Todo cambió cuando le sacaron el dispositivo y empezó a llorar.

una pelea tremenda

Toda la calma -y resignación- que Norma tuvo en el principio se esfumó de un saque. Ella le recriminó al delincuente lo que hacía y además le partió un platillo de metal en la cabeza.

Así empezó una lucha entre los dos. Hubo trompadas mutuas, tironeos, empujones, rodillazos de ella a él y un culatazo fortísimo en la cabeza de la comerciante. “No sé de dónde saqué tanta fuerzas, tal vez porque vi que mi hijo estaba muy asustado”, reconoció, en diálogo con EL DIA.

A todo esto, el nenito entendía todo y miraba la escena aterrorizado. “Sacalo al hombre, mamá”, le rogaba.

Esa era la intención de Norma: llevar al delincuente a la calle para que se fuera. Se le complicó porque, para cuidarse de la inseguridad, la puerta de entrada no tiene picaporte y se abre con portero eléctrico. Aunque seguía recibiendo golpes en la cara y el cuerpo, la mujer le indicó a su hijo que tocara el timbre para poder abrir. El chico obedeció.

Una vez que los dos estuvieron en la vereda, algunos vecinos y comerciantes se dieron cuenta, sobre todo cuando vieron la cara de Norma cubierta de sangre.

Todos “saltaron” y consiguieron retener al delincuente. “Por favor, déjenme”, pedía el adolescente mientras le mantenían la cabeza contra el suelo y lo reducían con dificultad, porque intentaba liberarse constantemente.

El otro delincuente que participó de la maniobra, el de la moto, se escapó en cuestión de segundos. A su compañero se lo llevó demorado la policía Local, que, además, secuestró un rifle adaptado calibre 22, informaron fuentes oficiales.

En la identificación, el joven dijo tener 14 años y vivir en la calle, algo que se está intentando corroborar, sobre todo teniendo en cuenta que tanto él como el prófugo “son de Villa Argüello”, según trascendió.

A Norma le quedaron varias secuelas. La más evidente fueron los cuatro puntos de sutura que le dieron en la cabeza. Pero están también las psicológicas: “Mi nene está traumado y me pide que no vaya más al negocio. Pero yo tengo que trabajar...”, cerró.