Martínez Poch: una personalidad “psicopática”

En los últimos tres años mucho se habló de Jorge Cristian Martínez Poch (53) -mencionado también como Martínez, o Martínez Tarantino, o “El Conde”; aquel hombre que a sus 50 se hizo “famoso” por mantener cautiva, torturar y violar a su novia, Vanessa Rial y a sus dos hijas cuando eran chicas (hoy tienen 19 y 20). Las propias víctimas contaron ante cámara y en el juicio sus calvarios, parecidos a los de otras parejas de Martínez Poch. Y Martínez Poch dio su versión ante los jueces en el debate que duró exactamente un mes.

Pero el miércoles pasado la personalidad de este hombre fue revelada más allá de los hechos que le endilgan o las palabras que las víctimas usaron para describirlo. Las cámaras capturaron su sonrisa al escuchar que lo sentenciaban a 37 años de cárcel y el fuck you que les dedicó a quienes aplaudían el fallo. Mientras lo sacaban a empujones, gritó “esto es un circo. La venganza será terrible”. La personalidad de Martínez Poch quedó al desnudo y no pocos espectadores concluyeron (o se preguntaron), “está loco”. ¿Lo está?

En los fundamentos de la condena que dictó por unanimidad el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de La Plata, se hace referencia a la pericia que le hicieron al imputado dos médicos psiquiatras de la Asesoría Pericial. Para el presidente de ese tribunal, Juan José Ruiz, fue “tan esclarecedora” que decidió transcribirla en el veredicto “de forma generosa”, admite, “por cuanto es un calco de lo que manifiestan las distintas víctimas en las sendas denuncian que le hicieran”

Contaron los peritos que Martínez Poch “se presentó… con actitud psíquica activa, tranquilo, no desasosegado por la situación de entrevista, de la que se pone en control con facilidad adoptando una actitud asimilable a la de quien ofrece una disertación”.

Describen que “sus habilidades sociales son destacables, se muestra como un interlocutor entretenido y agradable”. Aseguran que respondió “a cada pregunta con cuidado, midiendo la intención de la misma y la respuesta más conveniente” y aunque “se extiende en las respuestas que ofrece y puede parecer que está respondiendo concienzudamente, brinda en realidad poca información sustancial y se irrita si ello se le señala”. Esto se notó en su declaración en el juicio.

“COSIFICA” A LAS MUJERES

“El relato de cada suceso de su biografía así como de su situación actual se caracteriza por ser estructurado como una historia interesante -agregaron-, que vale la pena ser oída, y que resulta verosímil, pero que tiene la particularidad de dejarlo indefectiblemente ‘bien parado’. Para lograr este efecto, como es esperable, toda responsabilidad debe ser proyectada en los otros o en una injusta trampa del destino”.

Continúan los psiquiatras: “La imagen de sí mismo que ofrece (Martínez Poch) resulta sobrevalorada si se la contrasta con los logros obtenidos” y “es claro su malestar e irritación cuando se lo confronta con esta contradicción”.

Los especialistas destacan que esa es “la única situación de la entrevista ante la que aparece malestar, es decir, cuando percibe un cuestionamiento a su imagen sobrevalorada, manteniendo en contraste una afectividad superficial, más bien fría, para cualquier otra circunstancia”.

“Describe la ausencia de dificultades en su relación con las mujeres, pero queda en evidencia que con ello se alude a la conquista, pero no al mantenimiento de una relación estable y satisfactoria”, revelan.

El informe continúa analizando que “la descripción de los atractivos que encuentra en las mismas se centra en un aspecto cosificado, desvalido, maleable, sobre el cual ejercería un papel ordenador y de autoridad que de algún modo reafirma la imagen de sí mismo que ofrece”.

Al momento de describir sus “características de personalidad”, escriben los expertos: “Seducción superficial, autovaloración grandiosa, necesidad de estímulos, tendencia a mentir/engañar, ausencia de remordimiento/culpa, superficialidad afectiva, desconsideración / indiferencia, promiscuidad sexual, irresponsabilidad, transferencia de culpa/ responsabilidades, numerosas relaciones de parejas breves, entre otras. Estos rasgos de personalidad se consideran prototípicos de las personalidades ‘psicopáticas’”.

Aclaran que “este diagnóstico alude a un modo de ser y estar en el mundo y no a una enfermedad”, agregando que “no conlleva alteración alguna para comprender la realidad o adecuar las conductas a la misma”. Concluyeron, así, que “no existen criterios médicos para indicar la implementación de algún tipo de tratamiento o sugerir una medida de seguridad en institución neuropsiquiátrica intra o extra muros”.

En definitiva, Martínez Poch irá a una cárcel común, de donde calculan que no saldrá hasta que cumpla 70 años.