Sergio Zanotti

Falleció, a los 85 años, Sergio Zanotti, reconocido por su larga trayectoria de carpintero, tanto en el centro platense como en City Bell, donde fue, además, un apreciado vecino.

Su figura será recordada por el empeño y pasión que puso en el oficio, los firmes principios con los que se condujo en la vida y, en definitiva, su caracterizado don de gentes.

Había nacido en Zárate el 3 de enero de 1931 y era el menor de una familia de inmigrantes. Sus padres, Arístides Zanotti y Agneta Morino, y sus dos hermanos - Fulbio y Elsa -, llegaron desde Italia y se radicaron en la ciudad del norte bonaerense. Completó allí los estudios primarios.

Zanotti comenzó con el arte de la carpintería cuando era apenas un adolescente; dio sus primeros pasos como aprendiz en una fábrica de muebles y terminó especializándose en ebanistería.

Y a casado con María del Carmen Jara - “Beba” -, una profesora de piano platense que se había instalado tiempo atrás en Zárate, quiso probar suerte como carpintero y forjar un futuro para él y su familia en esta región. Fue así que el matrimonio, con su primer hijo, Eduardo, que era apenas un bebé, se mudó a City Bell, donde nació después de un tiempo el segundo y último hijo de la pareja, Osvaldo. En esa verde localidad del norte platense se quedó para siempre.

Durante muchos años, en sociedad con un par, tuvo una carpintería en diagonal 73 y 19. Con el tiempo dejó el local y montó su propio taller en la casa familiar, desde donde trabajaba, con esmero y dedicación, a pedido.

Además de la labor artesanal sobre la madera - actividad que practicaba a diario y con sumo placer - era un ávido lector. Si bien sus títulos preferidos giraban en torno a los temas de historia y de actualidad, todo libro era para él bienvenido y encontraba en el hábito de la lectura una fuente de la que se nutría permanentemente. Fue, al decir de sus allegados, un autodidacta rico en conocimientos.

Acompañó, como padre de fuerte compromiso, toda la crianza de Eduardo y Osvaldo, médico y abogado, respectivamente. Luego, los hijos lo convirtieron en abuelo, y así pudo disfrutar de la relación con sus cinco nietos: Nicolás, Santiago, Martín, Mariano y María Lucía.

Muy hogareño, Zanotti era dueño de una personalidad que los suyos extrañarán: de temperamento tranquilo, buscaba siempre el punto justo en todas las cuestiones; trabajador y responsable, nada debía ser para él a “medias tintas” sino que había que enfrentar las situaciones con total entrega.

Se caracterizó, asimismo, por ser un hombre recto, respetuoso, y muy cuidadoso de las formas.