Frecuencias, cantidades, tamaños...: ¿Es posible encasillar las conductas sexuales en “normales” y “anormales”?
| 28 de Enero de 2017 | 02:35

Muchas parejas tienen como preocupación para llevarle a los especialistas si determinadas conductas sexuales pueden ser consideras normales o no. Al parecer, para muchas personas es importante saber que encajan dentro de la “normalidad” y eso les brinda mucha tranquilidad y cierto permiso, independientemente del significado que se dé al término.
“Cada una de esas inquietudes apunta a una de las serias preocupaciones de gran cantidad de gente en la sociedad actual”, dice en su portal especializado “e-sexualidad”, Diana Resnicoff.
LA FRECUENCIA A LA CABEZA
Y cita como ejemplo la cuestión de la frecuencia sexual. “Es sin duda una de las más importantes fuente de preocupaciones, dudas e inseguridades”. Las estadísticas en los consultorios indican que son una gran cantidad las parejas y personas que quieren saber cuál es la frecuencia normal con la que una persona debe mantener relaciones sexuales.
Mucho más que la cantidad, importa la calidad de los encuentros y el grado de satisfacción de la pareja
¿Una, dos o tres veces veces a la semana o más veces en una misma noche? La frecuencia es un tema que cada pareja tiene que pactar, de acuerdo con sus propias necesidades, sin ajustarse a las estadísticas. Más aun, obligarse a alcanzar determinadas frecuencias sexuales suele repercutir negativamente en la intimidad. Mucho más que la cantidad, importa la calidad de los encuentros y el grado de satisfacción de la pareja.
LA CANTIDAD DE ORGASMOS
Las consultas de muchas parejas y personas se orientan también al número de orgasmos que puede considerarse “normal”, a las características físicas y morfológicas de los genitales, y a determinadas prácticas sexuales. Buscan, en general, encontrar respuestas en las cifras.
“La Normalidad sexual es un término sumamente relativo, que depende de muchas variables, y se halla influenciado por los niveles de educación, el nivel socio cultural, y también se relaciona con la salud. Pero nunca puede tomarse en cuenta el concepto estadístico sobre normalidad” analiza Resnicoff.
Es entonces importante comprender que saber que no existe una Normalidad sexual única. Cada persona o cada pareja tienen que encontrar lo que realmente le gusta y satisface, así como lo que le sienta mejor y prefiere, y eso será “lo normal para ella”.
En ese punto, los especialistas consideran que lo principal es “el respeto mutuo”. El placer como experiencia personal no se mide ni se evalúa, simplemente se disfruta.
Muchos citan al reconocido sexólogo norteamericano Wardel B. Pomeroy: “Sería más fácil borrar la palabra ‘normal’ de nuestro vocabulario antes que contestar esta pregunta. Después de todo desde el punto de vista de la salud física y psíquica de un individuo, que cosas hacemos sexualmente no es ni remotamente tan importante con cómo nos sentimos cuando las hacemos”.
Por eso Resnicoff termina su artículo diciendo que “es importante tener en cuenta al ser humano individual y no al irrelevante, ilógico y psicológicamente dañino encasillamiento de las conductas sexuales en ‘normales’ o ‘anormales’”. Lo cual la lleva a cerrar con un pensamiento del filosofo Epícteto: “A los hombres no les inquietan las cosas sino las visiones que ellos tienen de estas”.
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