Un Sherlock para todas las temporadas

Frío, irónico, solitario y poco amigable. Así era el Sherlock Holmes que Arthur Conan Doyle plasmó en cuatro novelas y una colección de relatos cortos entre 1887 y 1927 y que continúa vigente no sólo gracias a una decena de actores de primera clase que lo interpretaron en cine, desde Ian McKellen (”Mr Holmes”) y Michael Caine (”Sin pistas”) a Buster Keaton (“El moderno Sherlcok Holmes”) y Peter Cushing (“El sabueso de Baskerville”), sino también debido a las apariciones del personaje o de protagonistas inspirados en su malhumor y genio en la pantalla chica.

Un fenómeno que es cada vez más frecuente, al punto que hoy no sólo tenemos dos Sherlocks en la pantalla chica, en versiones modernizadas, sino, además, numerosos aspirantes a tomar la posta del mítico personaje. Hay Holmes para rato... y para todos los gustos.

Bennedict Cumberbatch: la elección del paladar negro

Bennedict Cumberbatch, protagonista del “Sherlock” de la BBC que acaba de estrenar su cuarta temporada, es perfecto para el amante sofisticado de la saga literaria de Conan Doyle: inglés hasta la médula, algo en su porte y en su rostro reflejan la arrogancia e insolencia del personaje para con el resto del mundo, resumido en su muletilla preferida: “Soy un sociópata funcional”.

Cumberbatch compone un Sherlock del siglo XXI, tuitero engreído, en una serie que adapta y remixa las aventuras originales y lleva la noción de “vuelta de tuerca” a nuevos límites, a menudo provocando que el espectador pierda el hilo e impidiendo distraer la mirada un sólo segundo. Y es acompañado por un perfecto Watson a cargo de Martin Freeman, a quien adora hasta el aborrecimiento y muy a pesar suyo, el hombre del sentido común que, como el espectador, no comprende el método detrás del genio y que relata las historias de Holmes... en su blog.

Disponible en Netflix

Jonny Lee Miller: la versión popular

La versión de la BBC es un desafío constante al espectador: mucho más accesible resulta “Elementary”, con el inglés Johnny Lee Miller como un Sherlock viviendo en Nueva York, también en tiempo presente: un brillante detective con menos petulancia y más “calle” que Cumberbatch, aunque poseído por el demonio de las adicciones. Watson es en esta versión mujer (Lucy Liu) y es quien intenta llevar a Holmes por el camino de la abstinencia, convirtiéndose en una gran detective en el camino. La serie sufrió en sus inicios las comparaciones con la versión de la BBC, pero ganó terreno con el correr de las temporadas gracias a que respeta el formato ideado por Conan Doyle y plantea una serie para el espectador ocasional: cada episodio narra un solo enigma, lo que convierte al show en un programa clásico policial, con la intervención de Sherlock como detective de los misterios que plantea la siempre sangrienta Gran Manzana.

Puede verse en Universal

Monk: el primer Sherlock con otro nombre

Interpretado por Tony Shalhoub, Adrian Monk fue el primer Sherlock del nuevo siglo en deshacerse del nombre. Del personaje de Conan Doyle heredó un genio para el enigma y un raciocinio que deja muy mal parado a los investigadores de la Policía, pero también sus traumas y problemas. Porque lo que caracteriza a Monk es su trastorno obsesivo compulsivo y sus muchas manías, que explotaron luego de la muerte de su esposa: brillante detective, tras aquel suceso no pudo salir de su casa durante tres años, hasta que con la ayuda de su enfermera Sharona consiguió volver al ruedo, aunque siempre precisando numerosos lavados de manos al regreso al hogar...

Cal Lightman: detective de la mirada

Tim Roth, siempre genial, es Cal Lightman en “Lie to me”, la serie sobre una firma que presta sus servicios al FBI, la CIA y privados para resolver misterios gracias al análisis del comportamiento corporal de las personas. La base de la serie son los estudios de Paul Ekman, quien clasificó las miradas y movimientos musculares a diferentes tipos de conductas, revelando que el cuerpo dice lo que las palabras ocultas: la serie inventó a partir de esta teoría un personaje muy inspirado en Holmes, que debido a su capacidad de percibir estos microgestos no puede sino ver las mentiras y engaños que el mundo entero esconde, generando una personalidad a la vez egomaníaca y cínica pero, claro, genial.

Disponible en Netflix

Dr. House: investigador de las enfermedades

El Gregory House de Hugh Laurie, protagonista de “Dr. House”, llevó a Sherlock al mundo de la medicina: el Doctor House es un peculiar y antisocial médico dotado, como Holmes, de una mezcla de brillante poder de deducción y conocimientos vastos, y que siempre “salva el día” con la resolución “sobre la hora” del engima (en este caso, médico) de turno. Los propios productores admitieron que House es un sutil homenaje a Holmes (que curiosamente fue inspirado en un médico, el Dr. Joseph Bell), completo con adicción a las drogas, afición por la música, un bastón y un compañero con las iniciales J.W.

Disponible en Netflix

River: los fantasmas literales del pasado

Una de las últimas entradas al género de los detectives brillantes y peculiares es “River”. John River, personificado por Stellan Skarsgard, es un detective de la policía metropolitana que sufre la muerte de su asistente Jackie Stevenson y desde entonces su trabajo se ve obturado por las “manifestaciones”, fantasmas de Jackie y otros muertos de su pasado que lo atormentan de culpa. El tono de la miniserie de la BBC recuerda más a “Wallander” y otras ficciones del nuevo “noir”, aunque la genialidad deductiva y la mente trastornada de River es, sin dudas, un guiño al detective de Conan Doyle.

Disponible en Netflix