Vecinos de la “zona roja” denuncian que recrudecieron los episodios de violencia
Edición Impresa | 1 de Octubre de 2017 | 04:03

La zona roja -o blanca, según los vecinos- suma nuevos episodios a la saga de incidentes y situaciones irregulares que se repiten a diario. De un corto tiempo a esta parte, la violencia entre los propios vendedores resurgió con una potencia inusual, a punto que no son pocos los frentistas que eligieron cambiar de barrio. Los cruces incluyen ataques con piedrazos y botellas, para terminar de configurar un cuadro en el que la gente que vive ahí es la más expuesta.
Más allá de Plaza Matheu o la avenida 1, la zona aledaña a la diagonal 73 es otro de los lugares predilectos por los “transas” para hacer los pasamanos a la vista de cualquiera que pase por ahí. En diagonal 73 y 64, cerca de las 6 de la mañana de ayer, un policía de Caballería protagonizó un fuerte incidente con travestis (se investiga si intentó asaltarlas) y hasta efectuó un par de disparos antes de ser detenido. Por suerte nadie salió lastimado.
Específicamente, la esquina de 4 y 64 fue escenario de algunos incidentes violentos sucedidos en los últimos 20 días. Allí se suelen congregar, cuentan en el barrio, entre ocho y diez travestis dedicadas a la venta de cocaína al menudeo. Las acompañan un par de varones que, apostados a unos pocos metros, parecen controlar las operaciones.
“El 12 de septiembre empezaron los problemas. El 23 llegaron a romper un auto a cascotazos. Y el 27 de nuevo, con corridas incluidas y una travesti que salió herida”, señaló Manuel, un vecino que aceptó dar testimonio de la situación con su nombre cambiado.
Ese último caso se vivió relativamente temprano: a las 20.45. “Llamamos a la policía, que tardó un montón y estuvo cinco minutos. A las 21.15 ya estaban vendiendo drogas de nuevo”, relató el mismo vecino, en diálogo con EL DIA.
En el episodio de esta semana hubo una tensión máxima por los cascotes y las botellas de vidrio que volaron de un lado al otro. Fue, una vez más, una noche en la que los vecinos tuvieron que “guardarse” en sus casas por miedo.
Claro que no es una situación nueva para ellos. El tramo que va desde las 20 hasta las 7 de la mañana del día siguiente parece vedado para que puedan circular con tranquilidad. En ese lapso, la venta es a la vista de todos y no se interrumpe: la adicción a la sustancia ofrecida tiene mucho que ver.
“Cuando se hace la hora de salir a trabajar o de llevar a los hijos a clases, la gente del barrio se cruza con los chicos que andan dando vueltas buscando algún descarte o bagullo que se les cayó a las travestis. Nos da miedo porque no sabés si te pueden llegar a hacer algo o si se te van a meter en tu casa”, explicó Manuel.
Ya acostumbrados a tener que lidiar con el mismo flagelo hace años, quienes viven en El Mondongo o en el triángulo de las plazas Matheu, Rocha y España, aseguraron que últimamente todo “se puso más pesado”. Además de no poder salir, ni siquiera pueden prender las luces de sus casas o intentar ahuyentarlos a los gritos. “Estamos laburando”, adujeron los narcos más de una vez, en un tono amenazante.
Desde la Municipalidad aseguran que “se redujo sensiblemente la cantidad de travestis en el último año”, así como la presencia de “dealer vendedores de drogas en otros barrios de La Plata” (ver aparte).
BAJO AMENAZA
Las advertencias verbales de las trans estuvieron acompañada por algunos robos sufridos en casas de “vecinos que se animaron a denunciarlas” o de roturas de los autos de esas mismas personas. Los arrebatos y entraderas sorpresivas completan el panorama.
En ese sentido, una señal inequívoca fue la amenaza que sufrió Daniel Domínguez, quien se alejó de la actividad que lo ocupó más de dos años, ser el referente en la lucha vecinal de El Mondongo para que se erradique la venta de drogas. El punto de inflexión fue la amenaza de muerte que recibió en la puerta de su casa en agosto: una urna funeraria con forma de ataúd, que sintetizó un mensaje claro y siniestro.
El mensaje mafioso del 22 de agosto no dejó demasiado a la imaginación: “Esto te lo hicieron para que te dejes de joder. Para que veas que saben tus horarios y dónde vivís. Te conviene no hacer más nada. No podemos hacer nada para cuidarte. Aflojá”, dice Domínguez que le dijeron desde sectores de la Justicia
Si a Domínguez, cara visible, le pasó a eso, ¿qué queda para los anónimos que se enfrentan con el que vende drogas a media cuadra de su casa? Así, el miedo hoy domina a prácticamente todos. ¿Quién va a animarse a levantar el dedo o a reclamar medidas?
La situación, que parece fuera de control, llevó a más de uno a colgar el cartel de venta en sus casas. Manuel se resiste, con 30 años en el barrio, a abandonarlo.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE