El elegante fuego de Susan Sarandon

Icono de la sensualidad y la libertad, la celebrada actriz norteamericana Susan Sarandon sigue sosteniendo ese “algo” que apasiona a la platea masculina pasada la barrera de los 70. ¿Son sus ojos pícaros, su pelo color del fuego? Un misterio que iguala otro en torno a su persona: el de su eterna juventud.

“No bebo mucho, soy feliz, es importante tener un compromiso, una curiosidad, que las cosas te emocionen, fumo, pero no cigarrillos, y además procuro centrarme en lo que pasa en mi interior y no tanto en lo que sucede en el exterior. Además ayuda una sesión de hora y media de maquillaje, como hoy”, explica ella entre risas sobre su fórmula, en el marco de una entrevista que brindó esta semana, antes de recibir el Gran Premio Honorífico del Festival de Cine Fantástico de Sitges.

“No bebo mucho, soy feliz, es importante tener un compromiso, una curiosidad, que las cosas te emocionen, fumo, pero no cigarrillos, y además procuro centrarme en lo que pasa en mi interior y no tanto en lo que sucede en el exterior”

No mencionó, extrañamente pudorosa, su libre vida sexual (en una entrevista reciente declaró que siempre fue “abierta de mente. Mi orientación sexual está curiosa, para quien quiera intentarlo”) y se dispuso a hablar del trabajo, otra clave que la mantiene activa y vigente.

“La televisión no tiene vocación de gustar a todo el mundo” y por esta razón es capaz de apostar por “personajes femeninos cada vez más arriesgados, que pueden ser poderosos y que no tienen por qué ser jóvenes de 20 años”, reflexionó Sarandon, que acaba de protagonizar la premiada miniserie “Feud”, donde encarnó a Bette Davis, enfrentada a muerte con otra diva de mediados de siglo XX, Joan Crawford. Mientras esto sucede en la televisión, agregó con resignación, “el cine se ha quedado atrás en este aspecto”.

LA FAMA

Sarandon elogió su último trabajo en la televisión, la serie “Feud”, creada por Ryan Murphy, centrada en su primera temporada en los enfrentamientos entre las actrices Joan Crawford y Bette Davis en medio de la producción de la película “¿Qué fue de Baby Jane?”, de Robert Aldrich.

“Cuando Ryan Murphy me envió finalmente el guión para que hiciera el papel de Bette Davis junto con Jessica Lange (Crawford), me pareció una especie de broma y le dije que lo más interesante era la idea final, de que podían haber sido amigas. Ryan pensó que esa idea se podía desarrollar más y al final se reconstruye la relación de aquellas dos mujeres en el Hollywood dorado”, explica.

Sarandon conocía las películas de Bette Davis y sabía que “se había convertido en un icono, sus gestos ya eran clichés y era un personaje enorme”.

Por eso, lo que más le preocupaba era “cómo hacer al personaje real, para que la audiencia viera a la auténtica Bette Davis”, y cuando Ryan le confesó que le daba miedo el proyecto, eso le hizo sentir mejor.

El show retrata el lado B de la fama, algo que, señaló la actriz, ha “cambiado” con “las redes sociales”, “sobre todo para la gente joven. Los jóvenes quieren ser famosos, y no están interesados en ser actores o cantantes, mientras que en la época de Bette Davis y Joan Crawford los estudios protegían a los actores, los vendían, había más misterio porque había más distancia entre el público y las estrellas y había más fuentes de cotilleo. Los periodistas tenían más poder e influencia hasta poder incluso inducir al suicidio”. Ahora, añade, hay más libertad y te pueden fotografiar comiendo con tu familia, y ya no hay ningún misterio, algo que ha llevado a una “naturalización” (a veces fingida) de la imagen de los famosos: Sarandon es en ese sentido una adelantada que lleva décadas vistiendo elegante pero suelta, una de las claves de su inoxidable sensualidad.

EL FUTURO

La coprotagonista de “Thelma y Louise” llegó a Sitges para recibir su premio y volver a ver “The Rocky Horror Picture Show”, de 1975, que se proyectó en el tradicional festival, y confesó que a la hora de elegir trabajo, hoy, con 71 años, tiene en cuenta el pasárselo bien, que le ofrezcan cosas que no haya hecho antes, que aprenda y que además le paguen. Además, aseguró que las historias de amor son las que más le gustan: quizás por todo esto haya dicho recientemente que “he estado evaluando que a los 80 años quiero dirigir películas porno”.

Activista y comprometida, Sarandon (que no votó a Hillary Clinton porque “no voto con mi vagina”) acabó el reportaje pidiendo perdón en nombre de los norteamericanos por la presidencia de Donald Trump: “En Estados Unidos hay cada vez más personas conscientes de lo que supone el gobierno de Trump y ya piensan en reconstruir todo lo que está destruyendo. No es el fin del mundo, hay gente que está luchando para cambiarlo”.