Para descubrir a Georges Franju

El Festifreak recupera la obra cumbre del olvidado cineasta galo, “Los ojos sin rostro”

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Georges Franju es uno de esos nombres que la historia oficial del cine ha olvidado: uno de los padres del terror y el fantástico moderno, maestro del estilo y uno de los fundadores de la Cinémathèque francesa, de quien que se cumple este año el 30° aniversario de su muerte, el realizador francés será recordado en el marco del 13° Festifreak, que hoy y el sábado proyectará una de las obras maestras de su escueta filmografía, “Los ojos sin rostro”.

Franju fue un creador “difícil de catalogar, por su talento único y su vertiente documental”, explicaba en ocasión del centenario de su nacimiento su amigo y último colaborador, Jacques Champreux: el cineasta comenzó su carrera en el documental, y filmó dramas, películas de crimen y guerra y algunas de las piedras fundamentales del terror y el fantástico, de las que ya había visos en su cine documental. “La sangre de las bestias” (1949), sobre de los mataderos de París, contiene un lirismo atroz que parece adelantar “Los ojos sin rostro”.

En estos filmes Franju ya mostraba “su especial talento para filmar la realidad desde ángulos inesperados”, un rasgo que hace “que aflore en ellos siempre una sensibilidad cercana al surrealismo y el expresionismo”, según se lee en el catálogo de la retrospectiva organizada en el Festival de San Sebastián hace un lustro.

Franju, se lee en el texto, estaba obsesionado con encontrar con su cámara “la inefable poesía de la cosa”: director inclasificable, construyó su carrera a contracorriente, fuera de toda estructura, particularmente de los rígidos cánones que comenzaban a quedar establecidos en la Francia de mediados de siglo XX, contra los que se rebelaría la Nouvelle Vague, que tuvo a Franju como uno de sus referentes.

El cineasta galo abrazó su pasión por los folletines, los seriales del cine mudo y la cultura popular, una rareza en el país europeo de aquellos días, que concentraba su prestigio para quienes realizaran un cierto tipo de cine “intelectual”: pero la pasión de Franju pasaba por otro lado, como quedó reflejado en su obra maestra del fantástico, “Los ojos sin rostro”, y más tarde en cintas como “Pleins feux sur l’assassin” (1960), “Judex” (1963) o “Nuits rouges” (1974), auténticos ejercicios de estilo que tratan de recuperar la inocencia de las antiguas narraciones de intriga y misterio en una clara reivindicación del cine como placer visual y narrativo.

“Los ojos sin rostro”, ventana al mejor Franju, se verá esta noche a las 22 en el Select (repite el sábado, a las 18.45 en el Cinema Paradiso). Adaptación de un relato de Jean Redon, la cinta muestra los experimentos de un brillante cirujano, Génnessier, que vive recluido junto a su hija y su asistente en un confinado chateau de la campiña francesa. Génnessier asesina mujeres para quitarles la piel y darle así un rostro a su hija, quien lo ha perdido a causa de un accidente automovilístico.

Una experiencia de extrañamiento para quien está acostumbrado al lenguaje adocenado del cine de terror hoy, como explica el catálogo del Festifreak sobre esta joya, “una rareza del cine por sus extrañas mezclas de lirismo y horror enmarcada por una atmósfera gótica que embelesa”.

 

 

 

 

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