Un millón y medio de dólares por cartas con la teoría de Einstein de “cómo ser feliz”
Edición Impresa | 25 de Octubre de 2017 | 04:07

Las dos notas manuscritas y con la firma de Albert Einstein que el científico dejó a un mensajero como propina tras saber que le había sido concedido el premio Nobel, fueron rematadas ayer en Jerusalén, en una subasta que multiplicó por 200 el valor esperado, ya que una de ellas superó el millón y medio de dólares.
La casa de subastas Winners, que tenía en su poder las cartas, señaló que “en realidad no lo esperábamos, calculábamos que alcanzarían un precio final de entre 5.000 y 8.000 dólares, pero esto superó todas las expectativas, ya que se vendieron por 1.560.000 dólares”.
Se trata de dos peculiares documentos que el científico alemán dejó a un empleado que le llevó un mensaje en el Hotel Imperial de Tokio, en 1922.
La más amplia de esas dos breves notas, que tenía un precio de base de 2.000 dólares, contiene un párrafo escrito en un folio de 13 por 21 centímetros con el logotipo del hotel japonés y que reza “La calma y una vida modesta trae más felicidad que la persecución del éxito combinado con agitación constante. Noviembre 1922, Tokio” y la firma del científico más destacado del siglo XX.
El segundo texto, más corto y en un papel más pequeño, de 14 por 18 centímetros y con el mensaje manuscrito “Cuando hay voluntad, hay camino” y la firma de Einstein, salió a subasta con un precio de mil dólares, se estimaba que llegaría a entre 4.000 y 6.000, y finalmente se vendió por 240.000 dólares.
COMO ESCRIBIO LOS MENSAJES
En octubre de 1922, Einstein se embarcó en un viaje a Japón para dictar conferencias y, durante el mismo, se enteró por un telegrama de que se le había concedido el Premio Nobel de Física 1921, que había quedado vacante el año anterior.
Pero el científico decidió proseguir su viaje, lo que le llevó a perderse la entrega del premio en Estocolmo ese mes de diciembre.
Una vez en Tokio, y cuando un mensajero fue a su cuarto, no tenía cambio para darle una propina, y decidió entregarle dos de sus escritos.
Einstein advirtió al sorprendido mensajero que guardase esos papeles, ya que en el futuro estos podrían valer más que una propina habitual, como finalmente ocurrió casi un siglo más tarde.
“Resulta imposible saber si las notas eran una reflexión de Einstein acerca de su propia fama”, dijo Roni Grosz, el archivista a cargo de la mayor colección mundial sobre el científico en la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Y aunque esos breves escritos, hasta el momento desconocidos por los investigadores, “carecen de un valor científico, podrían arrojar algo de luz sobre los pensamientos íntimos del físico, cuyo nombre se convirtió en sinónimo de genio”, destacó Grosz.
“Lo que logran estos documentos -afirmó el investigador- es pintar el retrato de Einstein, el hombre y el científico, y su efecto en el mundo a través de sus escritos. Esto es una piedra del mosaico”.
Winners también subastó ayer otras dos cartas de Einstein escritas a máquina, pero con su firma a mano, dirigidas una de ellas a la Universidad Hebrea y la otra a una galería de arte, que se vendieron por 33.600 y 9.600 dólares respectivamente, y para las que se esperaba conseguir un valor máximo de 30.000 y 4.000.
Nacido en Alemania y famoso por su teoría de la relatividad, Albert Einstein (1879-1955), escribió estos mensajes hace 95 años, en 1922, cuando ya sabía que iba a ser galardonado con el premio Nobel de Física y su fama, más allá de los círculos científicos, iba en aumento. Y en ellas explicaba brevemente otra teoría, la de qué hacer para tener una vida feliz.
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